Por Edmée Pardo
Dicen quienes saben que el fuego se descubrió hace cinco mil años. Es decir, se descubrió la manera de generarlo y usarlo en distintas áreas de la vida cotidiana. El fuego controlado es uno de los grandes elementos constructores de la civilización; al fuego sin control se le llama incendio y genera, la mayoría de las veces, devastaciones pavorosas. Hay incendios naturales, otros causados por accidentes y otros más que son intencionales. Para saber su origen hay que aprender a leer el fuego.
El peritaje de incendios, a partir de las evidencias, determina las causas, responsabilidades y valor económico de los daños. Generalmente son los mismos encargados de apagarlo, el cuerpo de bomberos, quienes pueden leer el origen de las llamas y la chispa inicial. La palabra de los peritos IRD (de Incendios y Riesgos Diversos) tiene peso frente a la ley y las compañías de seguro. La pirogeografía, una disciplina de reciente formación (1990-2000), surgió para estudiar los incendios forestales, ya que tienen su propio patrón de espacio y tiempo de acuerdo con clima, vegetación y causa. Los pirogeógrafos leen la historia de los incendios sucedidos y pueden predecir el comportamiento del fuego en ciertas condiciones.