Por Edmée Pardo
Fui a la Patagonia chilena que en horas de viaje es lejos, lejos, lejos. Un vuelo de 8 horas a Santiago, luego otro de 6 horas a Punta Arenas, más un camión de 3 horas a Puerto Natales. Es casi la cola del mundo porque todavía más abajo está Puerto Williams que es el último sitio de donde salen barcos a la Antártida. Llevaba una maleta para 10 días con 12.4 kilogramos de peso, armada con la lógica del sistema de capas. Prendas que te puedes poner una sobre otra o quitar en el mismo sentido según la temperatura ambiente ya que en esos lugares suceden todas las estaciones del año durante el mismo día. Fui a llenarme los ojos de montañas nevadas, de estepas y pampas que solo los expertos distinguen por el color y el largo del pastizal, de glaciares y bosques de lengas, de la simpatía de los guanacos. El pretexto fue celebrar la vida de una amiga que cumple 50.