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Por Edmée Pardo

Me desespera no dar voz a palabras que comprendo. No saber o poder pronunciar eso que con la vista entiendo, no digamos en otro idioma, en el mío. Entiendo la política del lenguaje incluyente, la respeto, aunque no la uso. Sé lo que todxs quiere decir, pero no sé cómo pronunciarlo. ¿Todjs? ¿Todxs? Todas va con a, todos va con o, todes va con e, pero cómo digo todcs. Me raspo la garganta, intento, me río. No sé cómo hablar con la x, aunque piense en términos de género e inclusión o trate de hacerlo. ¿Cómo hacer sonar la equis sino es como jota o cs, cómo se pronuncia el ser incluyente?

Este lío de  oralidad lo he atestiguado en muchíiiisimas ocasiones cuando la gente ve mi nombre por primera vez. ¿Idmí? ¿Edmí? ¿Édme?  Edmée, digo yo, así como se escribe, fuerte al final, donde está el acento.  Ah, contestan,  ¿de Edmunda? No, Edmée de Edmée. Grafía francesa. No la había escuchado, arremeten.  ¿Cómo se da voz a lo novedoso, a lo desconocido?

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.