Para Ana Paula, Alonso y Gonzalo
Recibí un mensaje de voz de Alonso Castillo, hijo de Alejandra Cuevas. Su madre acababa de salir de prisión. Lo que ahí me expresó se sumó a un momento importante en mi carrera. Entre otras cosas, comentó que la familia quería que yo fuera quien realizara la primera entrevista a Alejandra en libertad. Textos y audios que siempre valoraré.
El lunes 28 de marzo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ordenó por unanimidad su liberación inmediata. Después de 528 días presa injustamente y seis años de acusaciones por parte de su pariente político, el hoy fiscal general de la República Alejandro Gertz Manero, ella y su mamá dejaron atrás el angustiante capítulo de una persecución obsesiva y desalmada.
Todo lo que sucedió para llegar a este momento es digno de un análisis profundo sobre las estructuras criminales que operan desde el poder.
“Alejandra Cuevas está libre de milagro”, me indicó una fuente que labora en el Poder Judicial Federal.
No sé si sea eso, lo que sí creo es que hubo sucesos que marcaron un antes y un después: por ejemplo, la divulgación de una llamada de Gertz con su incondicional subalterno Ramos, donde se exhibe un presunto acuerdo ilegal e inmoral entre ministros y fiscal.
Como dicen por ahí, además del trabajo, talento y esfuerzo, es necesaria una dosis de suerte. Digamos que en el caso de Alejandra y Laura esa dosis jugó en el último momento.
Desde que conocí la historia, a través de las declaraciones de las partes y luego de leer el expediente y conocer del proceso judicial, decidí no soltarla. No podía. No debía.
Su relevancia periodística fue más que evidente en un país donde la libertad de expresión y el derecho a la información sufren embates cotidianos y donde el horror se ejecuta desde las más altas autoridades. El inmenso poder de Gertz Manero no sólo amedrenta y doblega a autoridades, sino también calla voces.
Una de las primeras declaraciones de Alejandra afuera del penal fue solicitarle al presidente López Obrador una reunión y protección para ella y su familia. Le temen al encargado de la investigación de delitos federales, con justa razón y como tantas otras personas.
AMLO informó que instruyó al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, para garantizar su integridad. Por cierto, también volvió a respaldar a “su fiscal autónomo”. Recalcó que confía en él y que (a pesar de la abrumadora realidad) en su gobierno no se fabrican delitos.
Aunque cuentan con la protección señalada, son necesarias todas las medidas de seguridad. Por ello, acordamos una videollamada el 29 de marzo, después de las 20:00 horas con “Elisa en Milenio”.
Había escuchado su voz por teléfono desde la cárcel. Ahora estaba frente a la pantalla, el día después del reencuentro con su hija Ana Paula, sus hijos Gonzalo y Alonso, y su madre, Laura Morán Servín.
Reveló información que será crucial en el futuro: emprenderá acciones legales en contra de quienes resulten responsables de su encarcelamiento y de los daños causados por el señalamiento de un delito que ni siquiera existe. También acudirá a instancias internacionales, una vez que, como lo puntualizó el ministro Juan Luis González Alcántara, es víctima de acciones del Estado.
Compartió que desde el primer día en Santa Martha Acatitla se dijo a sí misma: “tengo que ver de qué manera sobrevivo”.
Vi a Alejandra con una fortaleza que sorprende. Con ganas de ayudar a tantas mujeres que también son víctimas de la procuración e impartición de injusticia, y a la vez asimilando lo sucedido y aprendiendo de la experiencia.
“No he tenido comunicación con mi hermana”, agregó. Su hermana Laura, suegra del gobernador Alfredo del Mazo, es a quien el fiscal general (curiosamente, por llamarlo de algún modo) dejó en paz. “Cuando las personas no se acercan en un momento tan crucial, ¿para qué quiero un hermano o una hermana así?”, reflexiona.
Vendrá la fundación. Vendrá el proceso personal y familiar.
Y los demás nos quedamos con la inmensa tarea de dimensionar lo que este caso en lo individual refleja de la descomposición que sigue sufriendo México.
Nos quedamos con el reto de no callar, como nos enseñaron Gonzalo, Ana Paula y Alonso. Nos quedamos con la obligación de exhibir la maquinaria corrupta que continúa intacta.
@elisaalanis
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