A Claudia Sheinbaum se le ve candidata.
Sus competidores en Morena entienden que es la consentida de Andrés Manuel.
Por lo pronto, la carrera rumbo a la elección presidencial es una “parejera”: Arabela-Rayo, Rayo-Arabela. ¿Claudia o Marcelo? ¿Marcelo o Claudia? Esa es la pregunta.
¿Será un final de fotografía?
Lo dudo. Será el dedo magnánimo el que, para variar y no perder la costumbre, apunte a la o el triunfador.
“El titular del Ejecutivo Federal está obsesionado”, se oyó decir a un tercero en discordia.
“Si se decide por lo que le dictan sus emociones, será ella. Si lo que quiere es continuidad en sus proyectos, en sus reformas, soy yo”, aseguró.
Lo cierto es que, durante la espera, aplican la lógica de esa frase atribuida al casi sempiterno líder sindical Fidel Velázquez: “El que se mueve no sale en la foto”.
Se mantienen quietecitos frente al líder máximo. Se envuelven en la túnica a su imagen y semejanza o le dan la vuelta a sus disparates, condenas ríspidas o acciones escandalosas.
Se alinean hoy, para desmarcarse mañana.
Ebrard, con su experiencia y olfato político, participó desde la cancillería en la liberación del ex secretario de la Defensa Nacional Salvador Cienfuegos acusado en Estados Unidos, ni más ni menos, que de vínculos con el narcotráfico; pero desde su primera declaración se deslindó de cualquier responsabilidad. Recalcó que solo obedeció órdenes de su superior jerárquico. Mató dos pájaros de un solo tiro: alimentó a los empoderados militares y se lavó las manos frente a la bomba de tiempo. Tic-Toc.
Sheinbaum, para no contrariar a López Obrador en su arremetida contra la UNAM, le dio la vuelta al asunto hablando mejor de la oposición que se sube al tren del oportunismo. Con una chicuelina (así, con el capote por delante y los brazos a la altura del corazón dio la media vuelta, engañando al toro) esquivó el fondo de la tembeleque crítica ideológica de AMLO. Ella y sus allegados son hechuras universitarias. Saben que hay mucho que corregir en la Universidad Nacional Autónoma de México, pero las fallas no tienen que ver con la visión dogmática propalada desde Palacio.
Los cercanos a la jefa de gobierno toman nota. El equipo se refuerza. Se encargan del “changarro chilango” mientras se placea. La deben conocer en toda la República Mexicana si pretende catapultar sus posibilidades electorales.
A diferencia de las primeras veces que se quitó el cubrebocas, se le ve maquillada y sonriente. Desde que Andrés le alzó el brazo, sus actividades, distintas a las obligaciones cotidianas, se intensifican.
Sheinbaum subió a sus redes un video en donde indicó que la secretaría de Cultura a su cargo y la administración guanajuatense le informaron que, a 50 años del Festival Cervantino, la entidad invitada será la Ciudad de México. Por eso se dirigía al aeropuerto para ir a Guanajuato. Aprovechó para comentar que después asistiría a la toma de protesta de la vencedora de Baja California, Marina del Pilar, y luego a la de Colima, Índira Vizcaíno. Por supuesto, resaltó la importancia de la llegada al poder de dos mujeres de la autodenominada 4T. Anhelo premonitorio que usará de justa bandera, mientras capotea los tropiezos del patriarca.
“Creo que es importante que la ciudad sea representada en los distintos lugares”, puntualizó.
¿La ciudad o ella?
Ante el señalamiento obvio de que la doctora Claudia se encuentra en campaña anticipada, recalcó que viaja con recursos propios, no públicos. No vaya a ser la de malas.
Antes, estuvo en la mañanera campechana. Cualquier evento donde se resalten logros o buenas noticias, como las metas de vacunación contra Covid 19, es bueno. Ya nada se dejará pasar.
Comenzó el Sheinbaum Tour.
¿Es muy pronto?
Tal vez para la población en general los destapes anticipados parecerían tempraneros, sin embargo, el reloj obradorista es distinto. El entonces llamado “Peje” recorrió por décadas el país, en promoción permanente, con miras a alcanzar la Silla del Águila. Le costó. Lo logró. La tercera contienda fue la vencida.
Ahora, dirán que se concentran en sus tareas actuales y no en lo que sigue. También, dirán misa.
En este largo puente de Día de Muertos, sus aspiraciones y estrategias están vivitas y coleando.
Los contrincantes no pierden la oportunidad de recordar que el otrora territorio amloísta, se partió. Kenia López Rabadán escribió: “Usted no se preocupe, siga descuidando el gobierno, vaya a su pre-campaña ilegal, que aquí en la CDMX ya le ganamos la mayoría de las alcaldías y le ganaremos la ciudad en 2024. No se preocupe por los problemas de la capital”.
Por lo pronto, por tres fotos de Sheinbaum con mandatarias, tenemos una de Ebrard con Biden.
¿Calidad o cantidad? ¿Claudia o Marcelo?
Bueno, no adelantemos vísperas cual contendientes ungidos.
Eso sí, hay una idea que prevalece en no pocas personas: cualquiera de las dos opciones, está mejor.
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