Por Fátima Masse
Al cierre de esta columna, las redes sociales y la opinión pública estaban concentradas en cubrir la sesión del Senado luego de haber elucubrado y posteriormente conocido, a la persona que traicionó a la oposición para aprobar la reforma al poder judicial con la que sueña el presidente Andrés Manuel López Obrador.
El nombre de Miguel Ángel Yunes estará citado por las páginas de la historia en este tema específico.
Todo pareciera indicar que el futuro del país y sus 130 millones de habitantes dependendieron de un solo miembro del Senado. Sin embargo, verlo así es miope, puesto que la oposición ha hecho un pésimo trabajo en los últimos años.
Como analista y ciudadana noto el hartazgo de la gente. Todas y todos queremos vivir en un México que sea seguro para nosotros y nuestras personas cercanas. En el que creamos que hay autoridades que nos pueden defender ante algún atropello. En el que haya menos desigualdad y cada vez más personas tengan acceso a oportunidades. En el que la clase política no robe de forma descarada. Un mucho mejor México del que tenemos.
Tristemente, hoy vemos un país que es producto de gobiernos abusivos de todos los colores e ideologías. Uno donde la corrupción ha alcanzado niveles espeluznantes. Y no lo digo en el mismo sentido que el presidente, porque su administración ha cojeado del mismo pie, pero ha tenido mejores estrategias de comunicación para contenerlo.
Hoy muchas y muchos estamos preocupados por la trascendencia de la reforma al poder judicial. La iniciativa que se presentó en el pleno del Senado no resuelve los problemas de fondo y pone en riesgo la imparcialidad de la impartición de justicia. De hecho, puede abrir la puerta para que el crimen organizado y la política ocupen espacios que deberían estar reservados para personas técnicas que hagan valer la ley.
Esto tendrá repercusiones económicas, como meter freno a la inversión y violar el T-MEC.
Esta reforma y sus consecuencias ya se habían cantado desde hace mucho. Yo me pregunto ¿en dónde estaba la oposición? ¿Por qué su resistencia llegó tan tarde?
Hoy hablamos de Yunes y de una persona traidora, pero ¿dónde quedó una iniciativa alternativa que rescatara lo que muchos expertos han dicho en múltiples foros? Una que se discutiera con suficiente tiempo no “al cinco para la votación”. ¿Por qué hay personas con fuero que son “extorsionables” por haber tomado decisiones cuestionables cuando tenían el poder (por decir lo menos)? ¿En dónde están los partidos que escuchan a la gente y que realmente quieren conectar de forma proactiva con la ciudadanía? Todo ha sido mediocre.
En el contexto actual que se ve bastante complicado, solo puedo pensar en el libro Por qué fracasan los países: los orígenes del poder, la riqueza y la pobreza de los economistas Daron Acemoglu y James Robinson. Es triste reconocerlo, pero México tiene instituciones extractivas. En un sentido amplio, esto se refiere a las condiciones para que solo unos cuantos concentren el poder. Tal vez por eso nos duró tan poquito el tiempo en el que creíamos que nuestra democracia solo se fortalecería. Poco tardó en llegar un nuevo grupo que busca “servirse con la cuchara grande” a costa del bien común.
Ojalá me equivoque. Estamos ante una coyuntura que nos debería de abrir los ojos a la realidad. Los cambios de este país vendrán de la gente, no de su clase política que cada vez se ve más deteriorada.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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