Por Fátima Masse
Hoy es el Día Internacional de la Igualdad Salarial, también conocido como #EqualPayDay. Es un día para reflexionar sobre lo que hace falta para que hombres y mujeres ganen lo mismo cuando realizan trabajos similares.
En México y en todo el mundo, aunque cada vez más mujeres se integran a la fuerza laboral, siguen enfrentando condiciones desiguales en comparación con los hombres. Aún en pleno siglo XXI, las mujeres tienden a recibir salarios menores en la mayoría de los sectores.
De acuerdo con Noubi, una consultoría de inteligencia de negocios, las mexicanas con empleos de tiempo completo registraron ingresos 16% menores que los de los hombres durante el segundo trimestre de 2024. Esto implica que por cada 100 pesos que generó un hombre en ese periodo, una mujer ganó 84.
Las diferencias cambian por sector. En particular, en construcción, agricultura y gobierno las mujeres registraron mayores ingresos que los hombres. Alentador, pero ¿a qué se debe?
El caso de construcción es el más marcado, donde ellas ganaron 20% más. La razón apunta a las dinámicas del sector que está masculinizado. Las pocas mujeres que participan en construcción se concentran en trabajos administrativos que están mejor pagados que la mayoría de los hombres que ejecutan las obras.
Fuera de estos tres sectores, las mujeres registraron ingresos menores que el sexo opuesto, con diferencias que van desde 2% en transporte hasta 29% en servicios diversos, los cuales incluyen actividades que no son especializadas.
Las diferencias más grandes se encontraron en los sectores de servicios diversos, comercio y hostelería. Éstos tienen la particularidad de concentrar un mayor porcentaje de mujeres, tal vez porque una de las características de los empleos que ofrecen es que son relativamente flexibles. También hay una alta proporción de informalidad. Algunas mujeres prefieren sacrificar prestaciones y empleos de calidad con tal de tener la posibilidad de generar ingresos propios, aunque dediquen una buena parte de su día a tareas de cuidados.
La brecha salarial es un fenómeno complejo. Es un indicador que resume otras diferencias de género que vemos en la sociedad. Una parte tiene que ver con las decisiones de cada persona como el nivel de preparación, las áreas de conocimientos y el tiempo que decide dedicar a su empleo.
Sin embargo, el Banco de México encontró que otra parte del fenómeno se explica por diferencias en las ofertas salariales que las organizaciones les hacen a hombres y mujeres, así como por el tipo de empresas que eligen las personas de cada sexo. Hay empresas que son menos productivas y ofrecen salarios más bajos.
Otra forma de interpretar estos hallazgos es que, aunque la brecha salarial se atribuye a dinámicas sociales, hay una parte que se puede corregir si las empresas implementan las acciones adecuadas.
Un problema complejo no se resuelve de la noche a la mañana. Requiere acciones a todos los niveles –hogar, escuela, empresa, gobiernos– para cambiar las dinámicas que lo provocaron.
A pesar de este desafío, todas las empresas, sin importar su tamaño, pueden lograr cambios al medir la brecha salarial que tienen en sus centros de trabajo. Esto es aritmética sencilla que permite hacer conciencia de las brechas de género internas y provee evidencia para desarrollar planes concretos y viables para cerrarla.
Hoy México está lejos de alcanzar la igualdad salarial, pero tal vez si más empleadores y empleadoras midieran esta brecha nos acercaremos más rápido.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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