Por Fátima Masse
El lunes se lanzó el esperado Plan México. Una carta de navegación del país para la nueva era que vamos a enfrentar, como lo llamó el secretario Marcelo Ebrard. En otras palabras, se refiere a la política industrial que se impulsará para que México tenga una mayor participación dentro de nueve sectores estratégicos de la economía de América del Norte.
De las 12 metas establecidas en el Plan México, la que más me llamó la atención fue la novena que busca que 150 mil profesionistas y técnicos reciban formación continua alineada a sectores estratégicos cada año y que 100% de la educación media superior técnica tenga programas duales, es decir que combine teoría con prácticas.
Esta meta es básica para que se pueda concretar el Plan México. Sin talento, cualquier llamado a la inversión extranjera directa y a fortalecer las cadenas productivas con empresas mexicanas sería estéril.
Dado que tenemos cinco años para materializar el Plan, los cursos breves y prácticos son una manera de acelerar la adquisición de competencias específicas que requieren los sectores estratégicos. Además, enfocarse en la educación media superior técnica tiene sentido pues toma la mitad de tiempo que una licenciatura o una ingeniería y, en principio, acelera la curva de aprendizaje de las y los egresados.
Aunque esto es positivo y necesario, hay tres desafíos que se tienen que tomar en cuenta para cumplir con esta meta.
Uno, las competencias se forman cuando la teoría se pone en práctica. Esto implica que las personas profesionistas y técnicas tengan acceso a cursos de actualización que estén complementados con espacios para aplicar los conocimientos varias veces hasta ser ágiles en ejecutar los procesos que están aprendiendo. Estos espacios pueden ser desde talleres en escuelas bien equipados hasta programas de entrenamiento dentro de las empresas. ¿Esto está contemplado en los planes de estudio de upskilling y reskilling? Ya lo veremos.
Dos, para que las y los estudiantes de carreras técnicas de nivel medio superior aprovechen al máximo la experiencia dual se requiere una vinculación efectiva y ágil con la industria local. Solo para ponerlo en perspectiva, en el ciclo escolar 2023-2024 había más de 1.9 millones de estudiantes de bachillerato tecnológico y profesional técnico (cifras de la SEP). Entonces, sería fundamental que las empresas tengan programas de pasantías operativas para este número de personas. ¿Están listas las autoridades estatales para facilitar esta vinculación? Espero que sí.
Tres, nuestro sistema educativo tiene fallas estructurales que podrían limitar las competencias que puedan desarrollar muchas personas en este entorno. Por ejemplo, para el sector automotriz se plantea que los colegios tecnológicos y el Conalep diseñen una política de inglés profesional, lo cual es necesario para usar manuales y ejecutar ciertas tareas. No obstante, una persona sin bases de inglés difícilmente podrá aprovechar los cursos para aprender conceptos técnicos. Y como este ejemplo, se puede hablar de otras competencias relacionadas con habilidades como el pensamiento lógico-matemático o la comprensión lectora.
Una parte del éxito del Plan México depende de la capacidad del país para generar, atraer y retener el talento que necesitan los sectores estratégicos. Personas que cuenten con las competencias necesarias para aprovechar los nuevos empleos de calidad que se espera generar. Ojalá que atender estos desafíos sea una prioridad para las autoridades federales, estatales y el sector privado.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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