Por Fátima Masse
Hoy es el Día de San Valentín, el más cursi de todo el año. Una fecha para celebrar el amor en todas sus formas, al menos eso nos dice la mercadotecnia. Sin embargo, también es una buena ocasión para reflexionar, con datos, sobre el impacto económico del amor.
En México, a la mayoría de las personas adultas nos gusta formalizar nuestro amor al grado de vivir con la persona que amamos, sobre todo en la etapa más productiva de nuestras vidas. En particular, siete de cada 10 personas de 30 a 59 años –la edad en la que la tasa de participación económica es más alta– tienen una pareja, ya sea porque están casadas (48%) o viven en unión libre (22%)[1].
El amor nos lleva a tomar decisiones que son trascendentales para todos los ámbitos de nuestra vida. Una relación que empieza con anhelo y pasión, a la larga tiene un impacto en la forma en la que distribuimos nuestro tiempo. No obstante, en la sociedad actual, mujeres y hombres viven una experiencia completamente diferente que marca el rumbo de sus carreras profesionales.