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Por Flor Aydee Rodríguez Campos

El 8 de marzo no celebramos, luchamos. Es un día para recordar la lucha de las que estuvieron, de las que están y de las que vendrán, una oportunidad para reivindicar los derechos de las mujeres y ampliar la igualdad de derechos.  A veces olvidamos lo significativo que es salir a las calles y tomarlas, hacerlas nuestras, un espacio público que por siglos fue prohibido para nosotras porque únicamente nos correspondía estar en el ámbito privado sin que nuestra voz fuera escuchada, donde el silencio empezó a ser cómplice de la opresión.

 

Este 2025 cobra especial relevancia por el contexto político y social global. En México será la primera vez en la historia que las exigencias en una marcha por el Día Internacional de la Mujer estarán dirigidas a una Presidenta de la República, quien en primera instancia ha decidido blindar con vallas Palacio Nacional y este acto me lleva a recordar aquella carta que escribió la cantautora Vivir Quintana para quien sería la primera mujer Presidenta y retomo esta estofa:  “Por las que te aplauden y te apoyan, por las que te observan y cuestionan, por las que no te crean la hora, por las que desde el dolor te ignoran, por todas serás una, por todas serás una compañera” .  Y es que estas palabras reflejan la añoranza de una Presidenta con las gafas violetas bien puestas y por lo que hasta hoy resulta expectante la respuesta de la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo pues, en esta ocasión a diferencia de años anteriores las exigencias de las madres, hijas, hermanas, amigas y niñas se harán directamente a su administración. 

Son muchas las interrogantes aún, ¿cómo será el trato hacia las mujeres? ¿La policía seguirá gaseando, encapsulando y reprimiendo a las que han decidido ir a marchar? ¿Habrá una respuesta por parte de la Presidenta? ¿Saldrá la Presidenta de Palacio Nacional? , serán respuestas que estaremos esperando y que sin duda definirá una postura política para los próximos 5 años de gobierno.  Como movimiento feminista solo queremos  hacerles saber que de los muros sabemos hacer puentes.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.