Fotogalería: Memoria en marcha

Por Lorena Jiménez

En los últimos 5 años, el movimiento feminista en México ha sido el eco de una ola de movilización global que ha dejado huella en la historia. Desde el Me Too en redes sociales que visibilizó la magnitud del acoso sexual sistemático, hasta el Día Sin Mujeres que evidenció el peso de la violencia de género en la vida cotidiana. La pandemia por COVID-19 y el confinamiento con nuestros agresores, no impidió que las calles se convirtieran en el escenario de un grito colectivo.

A nivel regional, el famoso pañuelazo verde en Argentina, las capuchas y torsos desnudos en Chile, resonaron en todo el continente latinoamericano, impulsando una respuesta contundente en México.

El 8 de marzo, día en el que el mundo voltea a ver a las mujeres que luchan por sus derechos, hay cifras que nos interpelan. De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo, en enero de 2025, 54 mujeres fueron víctimas de feminicidio. En esos mismos 31 días, 4,568 mujeres fueron víctimas de lesiones dolosas, mientras que 163 más sufrieron la corrupción de menores y 35 cayeron en las redes de la trata de personas.

En los hogares, 19,313 mujeres enfrentaron violencia familiar, una cruel realidad que resuena en cada rincón de la sociedad y traspasa esas cuatro paredes. 21,684 mujeres levantaron sus teléfonos para llamar a números de emergencia en un sistema que, aunque las escucha, depende de la consciencia colectiva para funcionar.

Tan solo en enero del 2025, se registraron 496 delitos de violencia de género, 1,493 delitos por violación simple y equiparada.

Estas cifras no son solo estadísticas, son vidas rotas, sueños truncados, y una urgencia que no podemos ignorar. En cada número vive un recordatorio de que la verdadera justicia solo llegará cuando todas las mujeres puedan vivir sin miedo.

En un mundo en el que el principal agresor de una mujer suele ser su compañero de vida, padre, abuelo, tío o hermano, el 8 de marzo no solo nos invita a creer en las historias de las mujeres que se atreven a alzar la voz, sino en creer y apostarle a un futuro en el que la violencia de género sea solo un mal recuerdo, pese a que en nuestra realidad actual, la lucha feminista es el recordatorio de que mientras cualquier tipo de violencia continúe existiendo, nuestras voces van a seguir insistiendo.

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.