Por Gabriela Gorab
Los bebés prematuros son un verdadero ejemplo de fortaleza desde el momento en que llegan al mundo. Nacen antes de tiempo, frágiles y pequeños, y con una lucha inmensa por delante. Sin embargo, aunque se habla mucho de ellos cuando son recién nacidos, pocas veces se considera qué pasa con ellos al crecer. ¿Cómo es su vida como adultos? Este ensayo busca explorar una realidad poco conocida: la de las personas que nacieron prematuras y enfrentan retos únicos a lo largo de sus vidas.
Un bebé prematuro llega al mundo antes de las 37 semanas de gestación, lo que significa que su cuerpo aún no estaba listo para la vida fuera del útero. Por eso, muchas veces necesitan cuidados intensivos para respirar, alimentarse y crecer. Afortunadamente, los avances médicos han aumentado sus posibilidades de sobrevivir. Pero, ¿qué sucede después de que salen del hospital?
Aunque los primeros años suelen ser cruciales, la atención médica y social que reciben suele disminuir con el tiempo. Esto deja a muchas familias y a los mismos prematuros con dudas y desafíos sobre lo que les espera en la adultez.
Los retos que no se ven
Las personas que nacen prematuras pueden enfrentar problemas de salud más adelante, como enfermedades del corazón, dificultad para concentrarse o incluso ansiedad. Sin embargo, estos temas no se hablan tanto como otros relacionados con la infancia.
En el aspecto emocional, muchos adultos nacidos prematuros reportan sentirse diferentes o más inseguros. Tal vez porque su vida comenzó con una lucha tan grande, cargan con un sentimiento de vulnerabilidad que no siempre saben cómo expresar.
A pesar de esto, estas personas suelen desarrollar una fuerza especial para enfrentar la vida, pero muchas veces lo hacen en silencio, sin que otros comprendan lo que han vivido.
Ser prematuro no es solo un desafío, también es una oportunidad para aprender sobre la resistencia humana. Las personas que nacen antes de tiempo tienen una capacidad increíble para adaptarse y superar obstáculos. Han conocido la adversidad desde el primer día, y esa experiencia les enseña a valorar la vida de una manera única.
Es importante que la sociedad reconozca esta realidad. Necesitamos entender que ser prematuro no se trata solo de sobrevivir al nacimiento, sino de cómo esa experiencia define el resto de la vida.
¿Por qué debemos hablar de esto?
Hablar de los adultos nacidos prematuros es necesario para que no se sientan invisibles. Debemos escuchar sus historias y darles espacio en las conversaciones sobre salud y bienestar. También es vital crear redes de apoyo y recursos para ellos y sus familias, porque sus necesidades no terminan en la infancia.
La vida de las personas nacidas prematuras nos recuerda que cada inicio tiene su propia historia y que, aunque a veces sea difícil, también puede ser extraordinario. Al hablar de ellos, rompemos el silencio y ayudamos a construir una sociedad más comprensiva, donde se valore no solo la lucha por sobrevivir, sino también por vivir plenamente
"Madre e hijo" es un detalle del óleo sobre tela de 180 x 180 cm de "Las tres edades de la mujer" del pintor austriaco Gustav Klimt, realizada alrededor de 1905.
"Las tres edades de la mujer" se exhibe permanentemente en la Galería Nacional de Arte Moderno de Roma. La pintura representa las tres etapas principales en la vida de una mujer: infancia, maternidad y vejez. El detalle de "Madre e hijo" muestra a una mujer joven sosteniendo a su hijo pequeño, simbolizando la maternidad y el vínculo profundo entre madre e hijo. Klimt utiliza colores cálidos y patrones ornamentales para resaltar la intimidad y ternura de la escena. La pieza refleja la fascinación de Klimt por el ciclo de la vida y la feminidad, temas recurrentes en su obra. El detalle "Madre e hijo" ha sido reproducido en diversos formatos, incluyendo tapices y lienzos, debido a su emotividad y belleza.Esta obra maestra de Klimt continúa siendo una fuente de inspiración y admiración, destacando la habilidad del artista para capturar la esencia de las relaciones humanas y las etapas de la vida.
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