Por Gabriela Rojas
¿Es realmente tiempo de mujeres? ¿Podemos ejercer nuestro derecho a la salud y a la participación plena en la fuerza laboral durante todo el ciclo de la vida, incluida la menopausia? ¿O existen barreras para el ejercicio de estos derechos en esta etapa de la vida?
Si queremos impulsar un futuro más próspero para las mujeres y para toda la sociedad, tenemos que enfrentar el tabú de la menopausia y transformar la vivencia de esta etapa para todas las mujeres. Esto implica que tenemos que cerrar brechas de información, conocimiento y atención integral de calidad para todas las mujeres, entre otras. La buena noticia es que si diseñamos políticas públicas que logren cerrar estas brechas y si las empresas y organizaciones logran construir entornos laborales inclusivos, las mujeres podrán ejercer sus derechos y vivir una vida sana, productiva y plena.
La menopausia tiene un impacto profundo en la vida de las mujeres
La menopausia no se aprende, no se conoce y no se atiende. Se invisibiliza. El silencio, el estigma y la discriminación de las mujeres en la menopausia impiden que tengamos acceso a conocimiento sobre esta transición hormonal natural y a una atención integral a la salud. Se requiere de un enfoque bio-psico-cultural de la mujer en menopausia, en donde los síntomas se entiendan en el contexto psicológico y social de la mujer incluyendo su estilo de vida, las normas culturales de la sociedad en la que vive, las estructuras de poder, el valor de la mujer en la sociedad, entre otras a opuesto de una perspectiva médico-biológica reduccionista enfocada únicamente en una deficiencia hormonal. Las mujeres en esta etapa están en la cima de su carrera profesional, se enfrentan a microagresiones y discriminación en el lugar de trabajo, síntomas de la menopausia que pueden ser incapacitantes, más un aumento en la carga de cuidados.
Todas las mujeres vamos a pasar por la menopausia. La manera en que la vivimos afecta nuestra salud y limita nuestra participación plena en la fuerza laboral.
Los 34 síntomas de la menopausia tienen un efecto negativo en la salud y el trabajo de la mujer. Por ejemplo, el insomnio y la niebla mental dificultan la concentración y la memoria y esto genera una pérdida de confianza en nosotras. El aumento en el flujo de la menstruación y los bochornos generan vergüenza ante los colegas y los supervisores. La irritabilidad, los cambios de humor, la ansiedad, la depresión, los dolores de cabeza y la fatiga afectan el trabajo de las mujeres y sus relaciones con los colegas. Los síntomas incapacitantes pueden aumentar el ausentismo laboral o la renuncia de las mujeres.
Cada mujer tiene una experiencia única y puede experimentar diferentes síntomas en distintos momentos. Puede también haber un efecto dominó entre los síntomas en donde uno genera otros. La menopausia afecta de forma diferente a distintas personas menstruantes. Se ha hecho muy poca investigación sobre cómo afecta a mujeres en población urbana y rural, en comunidades indígenas o afrodescendientes, en mujeres en reclusión y en hombres trans, por ejemplo.
Las actitudes de otros afectan la vivencia de la menopausia en el lugar de trabajo. Me refiero a la falta de apoyo de los empleadores, la dificultad para hablar de su vivencia en el lugar de trabajo por no querer que el supervisor piense que su desempeño se va a ver afectado, la preocupación por falta de confidencialidad, la discriminación por edad y sexo, el trato negativo, la burla, el estigma y trato discriminatorio de colegas y supervisores.
Además hay aspectos físicos del lugar de trabajo que agravan los síntomas de la menopausia como la ventilación no adecuada, altas temperaturas, el estrés, falta de acceso a baños apropiados, lugares de trabajo confinados, entre otros.
Los efectos negativos de los síntomas, las actitudes y los aspectos del lugar de trabajo incluyen: la baja motivación en el trabajo, la reducción en la satisfacción laboral y el compromiso con el empleador, cambios en la percepción de habilidades, baja en la productividad (real y percibida), aumento de ausentismo laboral, así como continuidad en el empleo y cambios en los prospectos de carrera.
A falta de datos, Sin Reglas se dio a la tarea de hacer el primer estudio sobre la Vivencia, Percepción e Impacto de la Menopausia en Sociedad Mexicana 2022. En este estudio 9 de cada 10 mujeres reportaron tener síntomas. 1 de cada 2 mujeres en menopausia con actividad remunerada reportó que la menopausia tenía un efecto negativo en su vida laboral y solo 2 de cada 10 se sintieron cómodas hablando sobre el tema con su jefa/jefe. Además, 1 de cada 2 mujeres fue diagnosticada con una enfermedad o cuadro concurrente, como enfermedades cardiovasculares, diabetes, osteoporosis, ansiedad o depresión. En resumen, la menopausia tiene un impacto negativo en la vida de las mujeres.
Hoy, la vivencia de la menopausia, lejos de ser una transición hormonal natural, es un problema para las mujeres trabajadoras y también para las mujeres que abandonaron la fuerza laboral.
¿Por qué es importante?
Somos muchas, vamos a ser más y nos cuesta mucho.
Las mujeres somos el 51 por ciento de la población y todas vamos a pasar por la menopausia.
Hoy somos 24 millones de mujeres viviendo alguna etapa de la menopausia y en el futuro este número solo se va a hacer más grande.
Hoy hay más mujeres trabajando que en el pasado y se estima que en el futuro habrá cada vez más. Mientras que en 2005 había alrededor de 16 millones de mujeres en la población ocupada, en el 2022 hay 23 millones de mujeres en la población ocupada.
Las mujeres trabajan hoy hasta más tarde en la vida. En 2005 había 4.3 millones de mujeres ocupadas de más de 45 años. Hoy, hay 8.9 millones lo que equivale al 38%.
La tasa de empleo en mujeres de más de 40 ha aumentado y seguirá subiendo, lo que implica que más mujeres que nunca estaremos experimentando la menopausia. Si en 2005 las mujeres de entre 40 y 60 años representaban 33% de la población ocupada femenina, hoy representan el 41%.
Pero también es cierto, que podemos observar una gran fuga del talento de las mujeres en esta edad. De acuerdo a un análisis del IMCO con base a la ENOE, la major renuncia voluntaria de la fuerza laboral se da en mujeres de 45 a 54 años.
El crecimiento y el envejecimiento de la población y la fuerza laboral, la mayor participación de las mujeres en la economía y el peso mayor de las mujeres mayores de 40 en la población ocupada femenina indican que habrá más mujeres experimentando la menopausia en la fuerza laboral en estos y los siguientes años.
En balance podemos esperar que el 40 por ciento de la fuerza laboral experimentará, está experimentando o ha experimentado la menopausia.
La menopausia nos cuesta, pero no atenderla nos cuesta más
Todo esto cuesta mucho y cada vez costará más. De acuerdo a Clínica Mayo, a las mujeres en menopausia en Estados Unidos les cuesta 1,800 millones de dólares en tiempo de trabajo perdido al año. A la economía de Canadá, la Asociación de Menopausia de ese país ha estimado que el costo de la menopausia para la economía es de 2,500 millones de dólares al año. Y según Forbes, a la economía global la menopausia le cuesta, en términos de baja en productividad y costos para el sistema de salud, 810,000 millones de dólares anualmente.
En México, urge estimar cuánto le cuesta a las mujeres, al sistema de salud, a las empresas y a la economía la menopausia. A la fecha, no lo hemos cuantificado. Tenemos que cuantificar los costos asociados a las mujeres que dejan voluntariamente la fuerza laboral o pierden su empleo por los síntomas de la menopausia. También tenemos que medir los costos que tiene para el sistema de salud la atención a enfermedades concurrentes a la menopausia como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, la osteoporosis, la ansiedad y la depresión.
Si conociéramos estos datos, probablemente ya existirían políticas públicas diseñadas para atender de forma integral a las mujeres en menopausia.
En nuestro país hay enormes brechas de datos y evidencia sobre el impacto que tiene la menopausia en el trabajo y el costo que tiene para las mujeres y la economía de nuestro país. Tenemos que contar y medir. Promovamos un feminismo de datos.
Lo que sí sabemos es que hoy los costos los pagan las mujeres, sus familias, así como los empleadores y la sociedad en general.
Solo a través de la política pública, podemos transformar la vivencia de la menopausia para TODAS las mujeres
Hoy somos muchas mujeres en menopausia, vamos a ser más y cada vez nos costará más. La menopausia es un claro desafío de política pública.
Entre todxs podemos romper el tabú de la menopausia, cerrar las brechas de conocimiento y acceso a atención integral de calidad, así como diseñar políticas públicas que derriben las barreras que existen para el ejercicio al derecho a la salud y a la participación plena en la fuerza laboral mediante el diseño de entornos laborales inclusivos y libres de discriminación para las mujeres en menopausia.
¿Qué podemos hacer desde la política pública?
Podemos educar mejor, incluyendo la menopausia en los planes de estudio de la educación básica y capacitando al profesional médico.
Podemos comunicarnos mejor, diseñando campañas de sensibilización dirigidas a la población en general y a las mujeres, en particular.
Podemos acompañar mejor, generando guías de buenas prácticas para los empleadores.
Podemos aprender más y mejor, diseñando medidas para cerrar las brechas de información y de datos.
Podemos invertir más y mejor, etiquetando recursos para generar un mejor entendimiento y una mejor atención a la salud de las mujeres.
¿Qué podemos hacer los empleadores?
Los empleadores podemos apoyar a las mujeres en esta etapa: creando ambientes laborales sanos, seguros, inclusivos y libres de discriminación, mejorando la cultura organizacional, capacitando en diversidad, igualdad e inclusión, tomando medidas de salud ocupacional, implementando políticas de ausentismo, grupos de apoyo y acompañamiento, así como trabajo flexible, entre otros. Necesitamos igualdad en el lugar de trabajo.
¿Qué podemos hacer desde la sociedad civil?
Las organizaciones podemos contribuir al cierre de brechas de conocimiento y de atención a la salud de la mujer.
Con estas acciones y otras más podemos lograr la participación plena de la mujer en el mercado laboral y el pleno ejercicio del derecho a la salud de las mujeres en todas las etapas de la vida incluyendo la menopausia.
Es tiempo de mujeres. Rompamos el tabú. Conquistemos la siguiente frontera de la inclusión. Imaginemos y construyamos una vivencia de la menopausia empoderadora y liberadora para las mujeres de hoy y para las de mañana. Tenemos la gran oportunidad de contar nuestra mejor historia.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
Comments ()