Por Gabriela Sotomayor

Yo no sé ustedes, pero ayer, Día de la Independencia, fue el peor que he vivido en los últimos años. Y no es que yo sea de esas personas que son patriotas hasta el tuétano, veo las cualidades del país y los errores, no todo lo veo blanco ni negro, pero lo que pasó en el país con la adopción de la Reforma al poder Judicial no tiene tonos grises. Es lo más negro en la historia democrática del país.

Lo que más duele, lo que más me puede, es que haya sido el propio presidente de la República Mexicana, Andrés Manuel López Obrador, el que propuso dicha reforma que más que reforma es un adefesio, un salto al pasado como en tiempos de la dictadura de partido. Es la repetición del viejo PRI, pero con esteroides.

Finalmente, AMLO se salió con la suya.

Será recordado como Díaz Ordaz con la masacre de Tlatelolco, será recordado como el presidente traidor que mató la democracia del país, porque, como se sabe, un pilar fundamental de la democracia es la independencia de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Pretender que se nombren a jueces y magistrados por elección popular es tan aberrante como solían ser las elecciones en tiempos del viejo PRI. Es volver al pasado, quizá volverán los tiempos del “tapado”, pero además utiliza a una mujer, Claudia Sheinbaum, que lo venera, que lo adora desde niña, como la próxima presidenta del país, para que se porte bien, siga sus instrucciones al pie de la letra para dejarle libre el camino a su pequeño Andy. Solamente una mujer como Claudia “Shame-Baum” tiene las características necesarias para gobernar sin chistar hasta que le pase la estafeta a su hijo consentido, quien recuerda al aguilucho de Bonaparte. Es una tragedia, ni ese placer tendrá la Shame-Baum. Quizá la primera mujer presidenta del país no tenga ni tantita dignidad ni vergüenza. Tendremos que acostumbrarnos a que, como antaño, el capo mayor escoja a su sucesor. Es muy probable que ese nombramiento lo hará ella porque ya está cantado.

Ella no protestó por el acoso a diputados y senadores, no defendió a ningún parlamentario que haya sido amenazado. Ella obedece, se somete y lo demás se lo deja a su jefe, al Sr. Presidente. Me cuesta trabajo llamarla presidenta, lo escribo así, con minúsculas, me parece que no tiene el tamaño para llevar ese nombre.

Hablé con el encargado del área de Derechos Humanos de la Unión Interparlamentaria, con sede en Ginebra, Suiza. Le pregunté sobre la forma en la que votó un senador con su padre privado de la libertad en Campeche y la violación del derecho de varios parlamentarios a ejercer su voto sin ser coaccionados y con toda libertad. Es su derecho, pero muchos que analizaron y criticaron de viva voz los cambios a la Constitución que pedía AMLO, fueron sujetos a toda suerte de amenazas. AMLO será recordado por esta reforma, por el golpe a la democracia, por fincar las bases del totalitarismo, por el corte autoritario que posiblemente tendrá el mandato de Shame-Baum. López Obrador será recordado por el inicio de la dictadura. Así, tal cual.

Roger Huizenga, director de Derechos Humanos de la Unión Interparlamentaria (UIP), considera que esta reforma es un retroceso, pues el hecho de nombrar por elección popular y no por su competencia y por sus méritos a jueces y magistrados es antidemocrático. Además, como ya se ha dicho hasta el cansancio, va en contra de la independencia de los poderes.

“Lo más importante en todos los lugares del mundo, es que los parlamentarios puedan ejercer su mandato sin represalias. Es sumamente importante porque, si no pueden hacer su trabajo de manera libre, especialmente la oposición, no pueden defender los derechos del pueblo”, me dijo Huizenga.

En sus palabras subrayó que “si hay amenazas contra los parlamentarios, amenazas físicas o, digamos, procesos que no están fundados en derecho, eso es de una preocupación muy grave para la UIP”.

Lo que hay que saber, subrayó, “es que existe un mecanismo dentro de la UIP, que es el Comité de DDHH de los Parlamentarios, que lo integran parlamentarios de diversas partes del mundo y me explicó que ese Comité puede examinar denuncias que han sido sometidas sobre situaciones en las que se alega justamente que ha habido violaciones a los DDHH de los parlamentarios”.

Según Huizenga, uno de los funcionarios de más alto rango de la UIP, cuando hay un caso de un senador que ha sido amenazado porque tenía que votar así de esta manera o de otra, o que ha sido detenido o que les hacen saber que van a ser procesados por no haber cooperado, ese tipo de situaciones pueden ser sometidas al Comité de DDHH en el que se analizan esas denuncias, e inicia el diálogo con las autoridades parlamentarias del país, en este caso México, para ver cuál es la situación y cuáles son los estándares internacionales que se aplican en este caso y empujar a que dicha situación se resuelva.

Huizenga reconoció que están siguiendo con “mucha atención” el caso de México, especialmente en este momento crucial por parte del parlamento para asegurar que la rama judicial pueda seguir de manera independiente”.

El alto funcionario de la UIP sostiene que “los parlamentarios deben ser elegidos por su competencia, por su formación, por sus méritos; estos deberían de ser los aspectos clave para que la rama judicial pueda actuar con total independencia, que es necesaria”.

La UIP, con sede en Ginebra, tiene como misión velar por los derechos de los parlamentarios en todo el mundo.

Me pregunto si los senadores de oposición ya presentaron sus denuncias a la UIP, y otras instancias internacionales como el Comité de DDHH de la ONU. Si no lo han hecho, ¡ya se están tardando! México tiene que honrar los tratados internacionales de los que es signatario. Por lo pronto, este 16 de septiembre de 2024 no tengo nada qué celebrar. Me duele México.

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