Por Gabriela Sotomayor
La nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, imita la manera de hacer política de su mentor, Andrés Manuel López Obrador. Copia la mañanera, copia el parado atrás del orador, como para recordarle quién es la que manda, la que vigila y contesta preguntas siguiendo el guión del expresidente. Resulta que Sheinbaum es como AMLO, pero con esteroides.
Al parecer, Sheinbaum es más dura, más mandona y más exigente que su predecesor, como si quisiera dejar claro que tiene mano dura y que, por ser mujer, no es más débil a la hora de implementar sus políticas; además, es cero empática con las víctimas. Es un témpano de hielo.
Además de tener que escuchar su mañanera todos los días, nos tenemos que aguantar su poca gracia para hablar y sus eternas pausas en las que está pensando qué contestar. Nada más nos falta que señale con su dedito.
Parece que su intención es dinamitar la democracia en México, saltarse la independencia de poderes y, ahora, con la iniciativa de supremacía constitucional, los mexicanos se quedan más indefensos que nunca frente a los abusos de poder.
El día de hoy, 28/10, el ministro Javier Laynez Potisek advirtió que la “supremacía constitucional” ya no es solo un pleito con la Corte, sino también contra los ciudadanos. En entrevista con Ciro Gómez Leyva, el ministro detalló que la aprobación de dicha reforma, propuesta por Morena y sus aliados del PT y PVEM, la cual se estará debatiendo este lunes en la Cámara de Diputados, “va más allá” del conflicto entre el Gobierno y el Poder Judicial.
“Para mí, lo que es verdaderamente importante es que, más allá del conflicto con el Poder Judicial, esto, desde mi punto de vista, ya es contra los ciudadanos; esto va más allá”, afirmó Laynez Potisek.
Además, señaló que, si la Cámara de Diputados aprueba la propuesta de Morena para modificar los artículos 105 y 107 de la Constitución, dejaría sin efecto las autoridades judiciales que intentaron admitir amparos contra las reformas presentadas por el expresidente López Obrador.
Al momento de redactar este texto, no se sabe cuál será el resultado del debate, pero me quiero centrar en el origen de esta iniciativa: la negativa de Sheinbaum a eliminar el texto de la reforma al poder judicial del Diario Oficial de la Federación. Con un tono agridulce, el 18/10 Sheinbaum afirmó “la reforma va”, refiriéndose a la reforma del Poder Judicial en donde, a diferencia de las democracias más sólidas del mundo, se busca que ministros y magistrados sean elegidos por votación de la ciudadanía. Ese día, a modo de remate en su mañanera, la presidenta aclaró que “la reforma al poder judicial va; ni un juez, ni una ministra, ni siete ministros la van a parar”.
Nos queda claro, después de estos tortuosos días, que como dijo la presidenta, “la reforma va”, y háganle como quieran. No solo desacata una orden del Poder Judicial, sino que, simplemente por el hecho de ser la mandataria del país, piensa que tiene el derecho de saltarse las leyes.
Aquél “no me vengan con que la ley es la ley” de AMLO se quedó corto con Sheinbaum. En su mal llamada “mañanera del pueblo” (¿cuál pueblo? ¿El que votó por ella? ¿Ella se debe al pueblo de México o solo a los 35.5 millones de mexicanos que votaron por ella? ¿Y los 84.5 millones de personas que no votaron por ella no son pueblo?) nos dejó ver su actitud prepotente.
La presidenta lamentó que, por “ocurrencia” de la jueza de Veracruz, le diera 24 horas para eliminarla, remarcando que no cuenta con sustento jurídico y que estaba fuera de sus funciones.
“El día de ayer, no nos han notificado, es a través de los medios de comunicación… Nancy Juárez, de Veracruz, de Coatzacoalcos, ordena bajar la publicación del Diario Oficial de la Federación de la reforma al Poder Judicial y ahí dice que, si no se hace eso, se dará vista al Ministerio Público y que el delito para la presidenta, porque es un amparo dentro de un juicio de amparo, son 9 años, o no sé cuántos años de cárcel… 3 a 9 años de prisión”, dijo Sheinbaum con un tono de ironía.
Por si fuera poco, la presidenta también dejó ver un tono de molestia cuando informó desde el Salón Guillermo Prieto de Palacio Nacional que la jueza antes citada “no tiene ninguna atribución para solicitar que se quite del Diario Oficial de la Federación esta publicación”, según sus razones: porque no tiene atribución, porque una jueza no está por encima del pueblo de México, porque jurídicamente no tiene ningún sustento lo que está haciendo, y porque es el Poder Legislativo quien ordena al presidente, el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador, la publicación en el DOF. “Entonces, no vamos a bajar la publicación”.
Sheinbaum fue enfática en que no eliminaría la publicación en el DOF e incluso insistió en que “en 180 días, máximo 180 días, los estados y la Ciudad de México deben cambiar sus constituciones para que los jueces locales, estatales, sean electos; no solamente los federales, también los locales”, adelantando que se presentaría una denuncia contra la jueza ante el Consejo de la Judicatura Federal.
“No vamos a bajar la publicación, y número dos, vamos a hacer una denuncia ante el Consejo de la Judicatura Federal. Ya sabemos que el Consejo de la Judicatura no necesariamente está haciendo su trabajo, pero de todas maneras no queremos que quede en la impunidad”, dijo.
La presidenta dio varios argumentos por los que no eliminaría del Diario Oficial de la Federación el texto de la reforma judicial. Solo le faltó decir “porque lo mando yo”. Vámonos acostumbrando al tonito irreverente y a los caprichos de la excelentísima presidenta del país.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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