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Por Gabriela Sotomayor

“Un violador no puede ser gobernador” y un violador tampoco puede ser ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). El martes trágico de la semana pasada , un día  en que tuvimos que digerir el triunfo de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y el mismo día negro en que el ministro Alberto Pérez Dayán se dobló con su voto y se puso del lado del oficialismo. Qué desgracia.

Todos estábamos relativamente tranquilos con el voto de los ministros, esperábamos un 8 a 3, pero a la mera hora a Pérez Dayán le dio frío. La presidenta Claudia Sheinbaum en su mañanera de ese día dijo, entre otras cosas, que “iba a esperar los resultados de la votación” para pronunciarse. Una advertencia muy clara que parecía decir: aguas porque los estamos vigilando y estamos tomando nota. El ministro Pérez Dayán recibió el mensaje.

Según lo que dijo Alito Moreno en ese martes horribilis “hoy, en una de las sesiones más importantes en la historia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, hemos visto el inusual “giro” que ha dado un ministro de la Suprema Corte. Me refiero al ministro Alberto Pérez Dayán, quien, con su “giro” procedimental, ha asegurado que la reforma del oficialismo pueda quitar a todos los jueces del país mediante una tómbola. Respecto al mismo ministro, la semana pasada nos enteramos, a través de un portal mediático argentino, que en su contra había denuncias por “acoso sexual” en la Fiscalía de la CDMX. El Ministro lo negó enviando una réplica. Pero luego de lo votado hoy crecen las dudas”.

Y no es que tengamos plena confianza en Alito, pero es muy probable que tenga razón. No se puede comprender de la manera más  objetiva posible, el voto en contra de Pérez Dayán para semejante atrocidad y si además las denuncias de acoso sexual o violación son serias, pues mucho menos. Esos delitos no prescriben y tiene que enfrentar la justicia que dice defender.

Las víctimas acosadas por el ministro tendrían que dar un paso al frente y denunciarlo porque un ministro de la SCJN no puede ser ni acosador, ni violador, ni nada que se le parezca. Los ministros deben tener una conducta intachable, son los impartidores de justicia del máximo órgano del Poder Judicial y como tales deben ser un ejemplo de integridad moral. 

Si hay dudas sobre el pasado de Pérez Dayán se debe investigar hasta las últimas consecuencias , si tiene dignidad se debería separar de la SCJN para agilizar una investigación independiente y expedita. ¿O se saldrá con la suya?

“Disentir del oficialismo lleva sus costos. Para ser opositor en México hoy hay que tener carácter, firmeza y determinación. El gobierno es bajo, rudo y ruin con tal de alcanzar sus objetivos”, le advirtió Alito.

El final del cuento ya lo sabemos, Sheinbaum muy feliz, feliz, feliz,  Monreal muy satisfecho, Morena más que contenta y la familia López Obrador  festejó entre risas y destapó el champaigne. Mientras que los “malos” de la historia, léase la oposición, se quejaban amargamente porque con el voto de Pérez Dayán se había dinamitado la democracia, habrá en el país jueces a modo y justicia para los cuates. ¿Y Pérez Dayán pagará por sus presuntos delitos? ¡Es lo justo!

Como bien lo dijo el expresidente Ernesto Zedillo en una entrevista con Ciro Pérez Leyva (5/11) : Detrás de la reforma al Poder Judicial “está la tiranía” y dejó entrever que uno de los responsables de la creación de esta reforma maquiavélica es el ministro Arturo Zaldívar “quien no me merece ningún respeto”, lanzó Zedillo a quien considero un verdadero héroe de la democracia.  Los mexicanos se hunden entre reformas constitucionales y se quedan indefensos ante la  impartición de justicia . Más que un cuento, parece una tragedia griega. Siempre acaban mal. 

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