Por Gabriela Sotomayor
Llegan los Reyes Magos y con eso terminan las complicadas “fiestas decembrinas”. El calendario avanza, pero nada cambia. El 24 de diciembre, el día de Navidad, en diversas partes del mundo las familias se reunieron, cenaron juntas, intercambiaron regalos, las madres agotadas prepararon la cena, pusieron la mesa, pensaban que ojalá esa noche la familia se junte en armonía y se olviden las rencillas, los odios añejos y que pongan buena cara. Cada familia celebró Navidad a su modo, con nuevas ilusiones y viejos sueños. Algunas familias tuvieron que dividirse por matrimonios mal habidos, divorcios, peleas entre hermanos, pero al final se sirvió la cena y todos navegaron a su modo la esperada “Noche Buena”. Familias tradicionales, monoparentales, parejas gay, solteros, ancianos, jóvenes ilusionados, abuelos cariñosos, niños inquietos, adolescentes insolentes, todos cooperaron con lo que pudieron o con lo que quisieron. Quizá la mayoría se hizo a la idea de que ese día las cosas iban más o menos bien.
Al día siguiente, ya sin tanta formalidad, las familias le atacaron al recalentado. Mi mamá solía hacer pavo en Noche Buena con un relleno muy elaborado, pero después de que mi papá murió, cambió el menú por el bacalao que todo mundo celebraba. Qué tiempos… Desde hace varios años yo organizo la cena y soy tan afortunada porque mi hijo mayor es el que hace la cena. Es todo un chef. En esta ocasión el menú fue una exquisita sopa de cebolla, luego un “beef Wellington” y de postre el típico panettone, helado y frutos rojos. En Suiza los arreglos navideños en las calles y en las casas son bastante austeros, recordemos que la mayoría son calvinistas y quizá por eso pecan de discretos. En Ginebra prácticamente se celebra la Navidad según la tradición de cada país porque en la ciudad conocida como la Capital Humanitaria del Mundo, conviven personas de prácticamente todas las nacionalidades, costumbres, géneros, ideologías… la palabra clave es la inclusión. No hay peleas entre culturas. Se necesitan más países como Suiza. "Cada uno en su casa y Dios en la de todos".
Para la fiesta de Año Nuevo mi familia y yo nos contagiamos con un gripón marca diablo. Parecían tiempos del Covid con fiebre muy alta, tos, congestión, dolor de oído, de articulaciones y uno fue cayendo después del otro. A pesar del mal tiempo, pusimos buena cara y recibimos al 2025 lo mejor que se pudo.
Si yo me sentía fatal, pensaba cómo estarían un millón de niños en la Franja de Gaza que siguen padeciendo hambre y frío. Para ellos el 24 y 31 de diciembre fueron dos fechas más, sin un futuro prometedor. Los Reyes Magos nunca llegaron. Hasta ahora los gazatíes no saben si tendrán alimento, agua, refugio, servicios, hospital. A pesar de la “tregua” decembrina no tienen para dónde moverse. Israel ya vengó la muerte de las víctimas de aquel terrible 7 de octubre. Según la ONU el ejército israelí ha matado al menos a 45 mil civiles, “más niños que hombres y mujeres”. Pero no es suficiente. La devastación es brutal, la reconstrucción será larga y muy complicada. Con los cruentos ataques terroristas de Hamás en territorio israelí, Netanyahu contaba con el apoyo de la comunidad internacional y su derecho a defenderse. Ahora es difícil encontrar un argumento para defender esa masacre contra palestinos inocentes. Ni siquiera por la tregua decembrina, ni por la “noche de paz” el mandatario israelí tuvo un poco de piedad. “En donde no hay compasión hay cobardía”, es el título de una película. Según la ONU el gobierno de Tel Aviv está perpetrando un genocidio contra el pueblo palestino. Así tal cual.
Pensé en Ucrania, un país destrozado por la infamia de Vladimir Putin. El presidente ruso decidió invadir el país sin medir que le iban a plantar cara y se le iban a enfrentar. Ya no está de moda hablar de Zelinsky ni de su valiente esposa, pero la invasión avanza, los ejércitos se enfrentan y el mandatario ucraniano sigue ahí de pie, aguantando los bombazos, la muerte de sus soldados, de los niños, de su gente.
Y por otra parte tenemos a Siria en donde el pueblo se encuentra en un momento histórico y en un momento de oportunidad que no se puede perder con la huída de Bashar al Assad. El fin de más de cinco décadas de régimen brutal y dictatorial ha generado muchas esperanzas y grandes desafíos. En estos momentos los sirios podrían hacer realidad las aspiraciones que impulsaron un movimiento pacífico por el cambio en 2011. Se esperaría que la transición política sea inclusiva, creíble y pacífica. Todas las comunidades deben integrarse en la nueva Siria y respetarse sus derechos, especialmente los de las mujeres y las niñas. Siria sigue siendo una de las mayores crisis humanitarias del mundo y los recientes acontecimientos no han hecho más que acrecentar las necesidades de su gente.
En Sudán la guerra civil se ha cobrado la vida de más de 60 mil civiles. Es una barbarie. Nadie obedece el derecho internacional humanitario, ni las Convenciones de Ginebra, ni las resoluciones de la ONU. El sistema multilateral está fallando en los conflictos armados.
En países de América Latina como Venezuela la situación es un hervidero. El salvaje de Nicolás Maduro reclama haber ganado las elecciones. Según la constitución es necesario presentar las actas para respaldar al ganador, pero Maduro no ha dado prueba alguna. En cambio, Edmundo González Urrutia, el candidato de la oposición ha demostrado que ganó las elecciones de manera contundente. La OEA ha validado su triunfo. A pesar de ello, el régimen de Maduro ya amenazó con detener a González Urrutia si se presenta a la toma de posesión el 10 de enero. Quieren seguir el ejemplo de Putin cuando detuvo al líder opositor Alexéy Navalny al llegar a territorio ruso. Meses después Navalny murió en custodia. Los muertos no hablan, no protestan.
La situación, la carestía y la represión que viven millones de venezolanos parece no importarle a la presidenta de México Claudia Sheinbaum pues al parecer asistirá a la toma de posesión de Maduro, ladrón de las elecciones. Como si no fuera prueba suficiente del mal gobierno el éxodo de cerca de 7 millones de venezolanos, los muertos en las manifestaciones y las detenciones arbitrarias de presos políticos, de miembros del ejército y opositores, Sheinbaum insiste en situarse del lado incorrecto de la historia y defiende un socialismo cantado por la Trova Cubana.
Y como cereza en el pastel el 20 de enero tomará posesión Donald Trump. Me resulta inconcebible que los estadounidenses lo hayan elegido. El expresidente enfrenta tres procesos penales activos y fue condenado por delitos mayores en mayo de 2024 en Nueva York. Un tribunal estatal de la ciudad de Nueva York lo declaró culpable por la falsificación de registros comerciales con la intención de ocultar unos pagos hechos para silenciar a una actriz de películas para adultos durante su campaña política de 2016. De las causas penales restantes, dos son por su actuación en el intento de revertir los resultados de las elecciones de 2020: una en un tribunal federal en Washington y la otra en un tribunal estatal en el condado de Fulton, Georgia. También está siendo procesado por un tribunal federal en Florida por violar leyes relacionadas con su manejo de documentos clasificados.
Y así, a pesar de todo, con este telón de fondo, la llegada de los Reyes Magos y la partida de la rosca marcan el final de las fiestas, de los brindis, de las reuniones con los amigos, con los amores. Vamos a ver qué nos depara el año nuevo. ¡Salud!
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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