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Por Gabriela Sotomayor

La desigualdad de género es el mayor desafío de nuestro tiempo. Y la igualdad de género, la mayor oportunidad. La brecha entre los dos sexos todavía es muy grande , profunda y dolorosa. Como bien dice mi queridísima amiga, catedrática y ex Consejera Federal Electoral, Alejandra Latapí: “No nos feliciten” .

El día 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, coincidió con el 30.° aniversario de la Plataforma de Acción de Beijing y nos brindó una ocasión que no debemos desaprovechar para recordar a líderes y activistas que nuestro futuro común depende de la igualdad de género y del empoderamiento de todas las mujeres y niñas. 

En este aspecto, todas las personas tenemos un papel que desempeñar en la promoción de la igualdad de género y los derechos de las mujeres.

Aunque los Gobiernos son los principales responsables de cumplir los compromisos establecidos en la Plataforma, todas las personas debemos colaborar en la defensa de la igualdad de derechos, poder y oportunidades. Como bien dice ONU Mujeres : “Ojalá consigamos que la historia recuerde 2025 como el año en el que el mundo se negó a rendirse en esta lucha”. Lo dudo.

¿Qué pueden hacer los Gobiernos?

Sobre este tema de disciminación de larga data, una vez más la ONU ha hecho un llamado a los Gobiernos de todo el mundo para que actúen con firmeza y decisión en favor de todas las mujeres y niñas. Para cerrar la brecha de género a escala mundial para 2030 se requerirá una inversión anual de unos 360, 000 millones de dólares, pero “ el costo de la inacción es mayor”.

Por lo menos hay seis acciones que podrían marcar una diferencia real y concreta que sitúan el liderazgo de las jóvenes y adolescentes en el corazón de todas las iniciativas. En esta columna me enfocaré en lo que pueden hacer los gobiernos y para la próxima entrega me referiré a lo que nos corresponde en la escala individual.

1.     Para todas las mujeres y niñas: una revolución digital

Al cerrar la brecha digital de género, podrían ahorrarse 500 000 millones de dólares a lo largo de los próximos cinco años. La tecnología debe ser un motor de igualdad, no de exclusión. Es preciso apoyar el Pacto Digital Global y poner en marcha políticas encaminadas a superar la brecha digital de género, y garantizar la igualdad de acceso a la tecnología y el liderazgo de todas las mujeres y niñas en este ámbito.

2.     Para todas las mujeres y niñas: acabar con la pobreza

Casi una de cada diez mujeres vive en la pobreza extrema. Los servicios públicos y la protección social amplían las oportunidades económicas y la seguridad de las mujeres.“ Las mujeres también realizan al menos el doble de trabajo de cuidados no remunerado” que los hombres. Los cuidados son la piedra angular de cualquier sociedad; una tarea que suele realizarse sin pago o con un pago insuficiente. Pero eso no tiene por qué ser así. Si se cerraran las brechas en la esfera de los cuidados, se podrían crear 300 millones de empleos de aquí a 2035. Es necesario invertir parte de los presupuestos nacionales en el fortalecimiento de la protección social y los servicios públicos (en particular los de cuidados), a fin de combatir la pobreza y ofrecer a las mujeres las mismas oportunidades de prosperar.

3.     Para todas las mujeres y niñas: tolerancia cero a la violencia

“Una de cada tres mujeres sufre algún tipo de violencia a lo largo de su vida”, estima ONU. Si bien a nivel mundial existen numerosas leyes, a menudo se implementan de manera deficiente y hacen falta inversiones en estrategias de prevención. Es preciso adoptar, implementar y financiar leyes y políticas nacionales que dejen claro que la violencia contra las mujeres no quedará impune en ningún caso, y apoyar a las organizaciones locales de mujeres.

4.    Para todas las mujeres y niñas: poder de decisión pleno e igualitario

En todo el mundo, las decisiones que afectan a la vida de las mujeres siguen siendo adoptadas en su inmensa mayoría por hombres. “Esto no solo es injusto, sino que además es ineficiente”, remarca ONU. Es necesario implementar leyes y políticas, así como medidas especiales de carácter temporal, que permitan aumentar la cifra de mujeres en puestos de toma de decisiones en la política, las empresas y las instituciones.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.