¿Para cuándo te casas? ¿Cuándo tendrás un hijo? Se te está yendo el tren… Ese tipo de preguntas y comentarios reafirman la presión que ejercen familiares, amigos y conocidos sobre las mujeres solteras. No es un hecho aislado, ya que cada vez más mujeres aplazan el matrimonio, sea porque priorizan aspectos profesionales, porque no han encontrado a la persona indicada o simplemente porque no quieren; sin embargo, ante una sociedad con índices altos de machismo las mujeres enfrentan un tipo de presión social que aproxima la realización personal con la necesidad de mantener una relación de pareja; no obstante, y siendo pesimistas, la elección de permanecer soltera puede salvarnos la vida.
La violencia ejercida por parte de algunas parejas, y que podría culminar en feminicidio, permanece latente en la sociedad; de acuerdo con datos de ONU Mujeres, una de cada tres mujeres sufre violencia sexual o física a manos de su pareja, cifra que se vuelve más alarmante al considerar que, según el informe Global Study on Homicide 2019, realizado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), el 34% de las mujeres asesinadas a nivel mundial son víctimas de su pareja.
Combatir la prevalencia de la violencia en contra de la mujer por parte de un compañero íntimo debe ser una prioridad inmediata de las autoridades estatales y federales de prevención y seguridad, a fin de evitar que las agresiones escalen en conductas más graves, donde las consecuencias pueden concluir en afectaciones a la salud física y mental, hasta llegar al peor escenario, como actos de feminicidio.
En nuestro país, la situación de violencia intrafamiliar que viven las mujeres, niñas y niños enfrenta un panorama poco favorable para garantizar sus derechos humanos. Según reporta el Inegi en la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), alrededor de 44 mujeres por cada 100 han experimentado algún tipo de violencia por parte de su pareja, delitos que se pueden manifestar de forma diferenciada en actos de violencia emocional, económica, patrimonial y física.
Ante este escenario, el futuro inmediato resulta poco favorable si consideramos las últimas cifras sobre feminicidios dadas a conocer por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). De acuerdo con las estimaciones de incidencia delictiva, a nivel nacional se registró un total de 966 feminicidios durante 2021, donde el Estado de México (143), Veracruz (69) y Jalisco (68) son las entidades que reportaron el mayor número de casos. Esta cifra se traduce en preocupación, puesto que es el mayor número de feminicidios de que se tiene registro desde 2015, cuando el SESNSP comenzó a registrar este delito de alto impacto en estadísticas oficiales.
Al igual que el feminicidio, delitos socio-familiares como la violación, la extorsión contra las mujeres, la violencia familiar, la corrupción de mujeres menores de edad y la violencia de género en todas sus modalidades alcanzaron un récord histórico en números absolutos durante el 2021, de acuerdo con el informe estadístico que registra la violencia en contra de las mujeres, dado a conocer el pasado 25 de enero por la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez Velázquez.
De acuerdo con las estadísticas proporcionadas por el SESNSP, el año pasado se acumuló el número más alto del que se tiene registro de denuncias por delitos de violación, con un total de 21 mil 189 carpetas de investigación abiertas por las fiscalías o procuradurías estatales. De igual forma, la violencia familiar alcanzó un máximo histórico con un total de 253 mil 739 carpetas de investigación, lo que representa un aumento del 15% con respecto al año 2020. Las mujeres víctimas de corrupción de menores sumaron un total de mil 548 y 108 mil 382 mujeres fueron víctimas de delito, en su mayoría, de lesiones dolosas con 57.5%.
Ante este panorama, donde predominan los anclajes socioculturales basados en roles tradicionales de género y ante la falta de políticas sólidas que brinden seguridad y estrategias coordinadas de prevención y empoderamiento de las víctimas, resulta drástico, pero necesario, pensar que las mujeres que no tienen una relación amorosa en estos momentos podrían estar salvando su vida, dado que existe la probabilidad de formar parte de la estadística sobre mujeres maltratadas o asesinadas por su pareja.
La decisión de tener una relación amorosa es personal, no necesariamente es un sinónimo de violencia; no obstante, los datos registrados hasta el momento representan una bandera roja para las autoridades, quienes deben priorizar el fortalecimiento de leyes a favor de la protección de las mujeres, garantizar su participación económica, otorgar un mayor acceso a la educación, respetar sus derechos y fomentar una reeducación cultural que le dé mayor importancia a la igualdad de género.
@heidiosuna
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