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Por Adriana Sandoval, nutrióloga clínica
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¿Has escuchado la frase de matar a una mosca con un cañón? Aquí va lo que opino de Ozempic y sus primos Saxenda y Rybelsus.

En esta época de entregas inmediatas y que todo lo que queremos está a un movimiento de un dedo,  no parece extraño que surjan medicamentos que nos prometen una pérdida de peso acelerada y duradera.  

Ozempic, Saxenda y la nueva versión que no se inyecta Rybelsus han llegado a cumplir la promesa.  Ahora habrá que preguntarnos ¿a costa de que? Porque esto no es la lámpara de Aladino, aquí hay que pagar por los milagros y el costo no es bajo en ningún sentido.

Primero les presento a la Semaglutida, la sustancia activa de Ozempic y según Ariana M. Chao y colaboradores ( Trends Cardiovasc Med  2023), en resúmen hace tres cosas:

1.- Retrasa el vaciamiento gástrico (Los alimentos están más tiempo en el estómago y eso hace que se absorban más lento).

2.- Ayuda a disminuir los niveles de glucosa en personas con diabetes ya que aumenta la producción de insulina en el páncreas.

3.- Quita el apetito y aumenta la sensación de saciedad.

Entonces parece que sí hay magia, pero vamos a ver los contras de este tratamiento (los pros se escuchan por todos lados):

Lo primero es que pagas un producto que cuesta aproximadamente 5000 pesos al mes (depende de la dosis), es inyectable y además tiene que estar refrigerado.  Desde la primera dosis empiezas a sentir los efectos secundarios: náusea, sensación de plenitud, baja de glucosa, cansancio.  En algunos casos no se toleran líquidos y esa es razón para suspender el tratamiento, la deshidratación. 

Hay que tomar en cuenta que son medicamentos relativamente nuevos en el mercado y no sabemos qué pase con tratamientos a largo plazo. Hasta ahora además de los efectos gastrointestinales que ya les comenté, sólo se ha visto aumento en la formación de cálculos en la vesícula. Habrá que seguir revisando estudios sobre riesgos futuros, se han  investigado algunos tipos de cáncer: tiroides y páncreas, pero no hay resultados concluyentes (Front Endocrinol, 2021 Nov).

Al inicio se recomienda empezar con dosis bajas aunque estos medicamentos tienen efectividad con cantidades medias o altas, así que la dosis funcional tardará algunas semanas en hacer efecto completo. Además lo ideal es que lleves una dieta balanceada y hagas ejercicio para que el tratamiento sea lo más corto posible y sostenible a largo plazo. Así que no hay atajos, hay que hacer lo que ya sabemos que ha funcionado toda la vida y además, tomar o inyectarte el medicamento.

Digamos que lograste terminar el tratamiento y ahora toca dejar la medicación e irte “por la libre” con alimentación y ejercicio.  El problema es que regresa el apetito y no sabes cómo gestionarlo, también es probable que no hayas practicado la toma de buenas decisiones al comer y si además tienes una vida complicada en horarios, viajes y eventos; la cosa se pone difícil. 

Así que decidas o no seguir este tratamiento te doy algunos consejos de lo que tienes que hacer lo más pronto posible:

1.- Agenda tu salud: bloquea horarios y organiza tu día, incluye tiempo para planeación semanal, compra de alimentos, preparación y consumo.  

2.- Aprende a leer las señales de tu cuerpo, ¿a qué hora tienes más hambre? ¿Cuándo comes por ansiedad? ¿Prefieres alimentos dulces, salados, suaves, crujientes, fríos o calientes? Todo esto te dará pistas para tomar mejores decisiones cada día.

3.- Compra alimentos frescos, revisa el carrito de compras, trata que más de la mitad de los alimentos que lleves sean frescos y no vengan empacados.

4.- Ten disponibles alimentos sanos listos para comer y en un lugar visible.  Por ejemplo, no dejes la fruta en el refrigerador o en la cocina, busca una mesa o estante donde toda la familia pueda tomarla.  Aplica la técnica de la comida en el super, lo que más vende es lo que está a la altura de los ojos y al alcance de tu mano.  Dedicale ese lugar a frutas, verduras, semillas, agua natural.  Y si hay niños en casa usa su estatura como referencia.

5.- No te culpes si un día comiste mucho o no hiciste ejercicio, vivir sanamente es una carrera de resistencia, no de velocidad.

Para terminar les comento sobre una revisión publicada el 26 de abril de este año en The American Journal of Cardiology: se analizaron dos grupos por más de 68 semanas, uno usó semaglutida, dieta y ejercicio; el segundo grupo se inyectó un placebo y siguieron dieta y ejercicio también. El 33.4% de los pacientes con semaglutida bajaron 20% del peso corporal comparados con el 2.2% que bajaron el mismo porcentaje en el grupo placebo.  La conclusión es que el tratamiento logra  lo que promete, lo interesante es si es ideal para ti.  Eso lo tiene que decidir tú médico, si eres diabético o tienes condiciones metabólicas, con más razón. No te dejes llevar por las recomendaciones de amigos o compañías que ofrecen este medicamento o similares en redes sólo con llenar un cuestionario de salud.

Para dejar el tema sobre la mesa aquí una reflexión: ¿valen la pena los síntomas, el costo y los riesgos a largo plazo? ¿O estarás matando a una mosca con un cañón?

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@adriasandoval

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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