En México tenemos realidades amargas que buscan solventarse con ilegalidades, más vale tapar el hueco simulando acciones que aceptar errores recalcando estrategias, se busca engañar sin resolver.
No existen las buenas razones solo las instrucciones acompañadas de señalamientos y amagos, aquí se le cree al Presidente o se le opone, la obediencia se refrenda en cada capricho sin importar las convicciones pasadas y presentes, ni que decir de las promesas o los acuerdos, no se cumplen con la excusa del pasado o culpando a alguien más en el presente.
Obedecer para no perecer, aquí se protegen intereses, perder el poder no se imagina, porque el puesto presente y futuro se cuida como la libertad o de eso depende la suya, el miedo se hace presente en el diálogo y se deja de escuchar las razones a ellas solo la espalda.
Este sexenio hemos sido testigas de que la sola acusación del Presidente sobre la corrupción en una institución es la peor sentencia; con la sola presunción se condena a la extinción, lo saben el seguro popular, los fideicomisos, las estancias infantiles y hoy ante la narrativa y posibilidad remota de corrupción le toca desaparecer a la guardia nacional, para convertirse en militar.
Nacida de la transformación de cuarta, la Guardia Nacional definida como institución encargada de la seguridad de civiles por civiles, entre mentiras se conformó mayoritariamente por militares y a mando de un militar, primera traición ideológica y moral.
Hace años, antes de llegar, observaban el peligro latente de que militares sin instrucción o capacitación se dedicaran a tareas de seguridad e intervinieran cotidianamente en acciones donde deberían estar sólo de manera extraordinaria y claro que se tenía razón, lo saben las víctimas de violaciones, de abusos de poder por parte de autoridades, las y los muertos tratados como daños colaterales y sus familias que siguen sin justicia.
Ahora, en el país de las maravillas, que no es México, pero que quieren simular o retratar, el ejército se convierte en sus ojos y conveniencia en la única opción para la seguridad, los militares mágicamente son legitimados por el soberano, el líder y aliados, mágicamente ahora son incorruptibles, ideales para realizar las grandes obras de infraestructura, los beneficiarios del beneplácito del Presidente el mismo personaje que desde la oposición los satanizó y se les opuso.
Pero el interés tiene pies, exoneran, perdonan y faculta para ser héroes.
Me pregunto ¿qué habrá hecho la Guardia Nacional, hoy a un paso de la extinción, porque su incorporación al SEDENA es a todas luces, el fin de LA SEGURIDAD ENTRE CIVILES Pasando a MANOS de los MILITARES, CON TODO EL PELIGRO QUE ESTO ENTRAÑA, más aún para las mujeres.
@AlessandraRdlv
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