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Por Areli Paz Trejo*

¿Por fin llegó el salvador de Twitter como celebran algunos? No.

¿Por fin será una red libre como gritan virtualmente otros? No.

¿Se acabó la violencia y la amenaza virtual?  No.

¿Es un lugar más seguro y de realidades? No.

¿Las mujeres están más protegidas en la plataforma? No.

¿Existe una nueva oportunidad de construir mejor conversación? Sí.

La realidad es que ni Elon Musk ha definido exactamente qué quiere de Twitter; durante meses insistió que su misión era liberar a una red contenida y controlada por unos cuantos y garantizó ser el “limpiador” oficial de las cuentas bots o potencialmente estafadoras.

¿Liberarla? En la plataforma es común toparse con contenidos pornográficos, uso de menores, amenazas  y una línea incontenible de bots que reaccionan tras el detonador clave de su persecución diaria.

De manera simple hay que usar la frase: “dime algo que no sepa…” y en medio de burlas con respuestas absurdas, brincan imágenes de mujeres y hombres queriendo ser relevantes y utilizando la piel para despertar un segundo interés comercial, “Mis fotos por DM o en only fans”.

No es un asunto de moral, es un asunto de legalidad.

En el juego de mostrarse, moverse  y comprar, podrían estarse cometiendo delitos, abuso o trata de personas.

La red es tan libre que te hace toparte con todo sin buscarlo.

Verdades, mentiras, insultos, amenazas,  humillaciones, violencia explícita con decapitaciones.

Amo las redes y su potencial utilidad. Por eso suelo estar al tanto de sus contenidos, incluso bailecitos de Tik Tok (ya ven que los políticos “también se la rifan ahí” para seducir a los más jóvenes),   para darle una “visitada” a mis sobrinos (no soy la tía criticona), pero son mi referencia de lo que consumen los más pequeños en la red.

En medio de lo que sí me sirve a lo que no,  salta de un retuit o un comentario de mis seguidores y seguidos.

Muchos hemos ido aprendiendo a descartar qué sí y que no.

Pero siempre queda la duda: qué hay detrás de cada una de esas historias en una cuenta sin foto o con avatar de superhéroe.

El contexto, la ubicación y la intención del mensaje.

Musk tiene un reto más grande que ir al espacio.

Lograr que una humanidad con sus diferentes creencias, contextos, sonidos, aromas e historia convivan en absoluto respeto, siendo cada vez más veraces,  inteligentes, divertidos y útiles en su conversación.

Sus primeras acciones se han enfocado en la obtención de recursos, aunque ya sabemos que pagar no significa validar o certificar que hay un humano decente del otro lado de la cuenta. Nada garantiza que el que verifica no sea un criminal, terrorista, secuestrador o estafadora. Ni los ocho dólares mensuales que ha propuesto para “ democratizar” la palomita azul.

El reto de Musk está en hacer una red más segura, financieramente sostenible e informativa sin fake news.

Pagar no soluciona el nacimiento de cuentas bots. El algoritmo tendrá que ser más complejo y selectivo. Pagar por estar en el grupo “ selecto” de búsquedas multiplicará las cuentas bots, las hará más complejas y aparentemente más reales.

Sería buena idea monetizar para el usuario que crea contenidos útiles e informativos, a partir de publicar una foto o un video ya todo le pertenece a Twitter; otro reto sería darle al usuario una ganancia de su tiempo invertido en la red, el tiempo es dinero y hoy se pierde mucho por las horas de navegación sin sentido en el que todos y todas caemos.

Las mujeres son altamente violentadas, el reto será un algoritmo que levante una alerta sobre una mujer en peligro.

La utilidad de Twitter está probada, en momentos como el terremoto de la CDMX en 2017, usuarios lograron dar señales de vida a través de los dms, cuando se roban a un menor o encontrar un respirador para salvarse de COVID19.

El principal reto de Musk es que los 345 millones de “presuntos usuarios” -porque no hay forma de verificar que todos sean un humano tras la pantalla- utilicen la red para conversar desde sus diferentes puntos de vista, esa bonita costumbre que se ha perdido por la inmediatez del mensaje y la necesidad feroz de ser trascendente.

*Periodista por vocación. Madrugadora por necesidad.

Conductora de radio y TV, conferenciante, estrategia de marca y media training. 28 años de experiencia en diferentes medios de comunicación; actualmente en W Radio con Carlos Loret de Mola. Amante de los viajes, el futbol, la buena comida y la mejor salud mental.

@AreliPaz

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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