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Por Areli Paz
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Dolor: motor de cambio.
Resiliencia: brutal y fabulosa capacidad de reponerse a la adversidad.

Mientras buscamos a 5 en Lagos de Moreno, aparecen otros cuerpos, otros fragmentos, otras historias y tragedias, no sabemos quienes son, pero revelan una realidad escalofriante.

Mientras los buscamos un presidente dice que no oye o no quiere. Para los políticos es preferible no escucharnos.

Mientras buscamos y buscamos descubrimos que tenemos muchas heridas abiertas como sociedad. Por momentos pareciera que a nadie le importa el dolor de los de junto.

Tómate un minuto. Respira profundo, ponte frente a un espejo e imagina que eres el papá, la mamá, hermana, hermano, amigo, primo, tío o  novia de uno de los 5 desaparecidos en Jalisco.

¿Te resistes, te incomoda, te preocupa, te duele? No hay forma de ser indiferente a una realidad tan cruda.

A menos que seas un presidente, tengas un caos en la campaña de sucesión  y no te importe nada más que el poder.

Fuera de eso,  la conversación de esta semana ha sido la tragedia en Lagos de Moreno. Sabemos poco, pero imaginamos mucho. El del Uber, ¿vio el video, es terrible?, los del gimnasio: “ no puedo con eso, que miedo vivir en México”, en la cafetería, en el súper, la tintorería,  mi trabajo no cuenta porque justo vivo de la información del color que sea,  pero sí se habló en el restaurante, en Instagram, Facebook,  en el spa, en la cafetería, en el metro, en el metrobús.

Hasta el WhatsApp de las tías dejó de mandar “piolines” felices, pensamientos reciclados, remedios que la ciencia  rechazaría, esta semana ese chat se convirtió en un buzón de buenos deseos, de ánimo colectivo, de tristeza, de enojo, de impotencia o de oración.

Siempre he creído que las tragedias deben tener una lección, deben servir para construir mejor, para protegerse, para hacer algo por cambiar la realidad, sea la que sea.

El dolor no puede ser solo dolor, debe transformar e impulsarnos a superarlo de manera conjunta.

Nos urge recuperar la empatía, nos urge entender lo que está pasando, la violencia no es una forma normal de vivir y lamentablemente en este país lo hemos hecho.

Nos indigna tantito, pero no cambiamos nada. No porque no queramos, sino porque creemos que no podemos hacer nada realmente funcional para cambiar la realidad.

El dolor debe ser un motor para mejorar, para entender, para transformar, para reconstruir mejor, una herida viva nos condena al fracaso como sociedad y como humanos.

Hoy en México tenemos muchas heridas abiertas, homicidios, feminicidios, desapariciones, trata de personas, violencia doméstica, laboral, acoso, abuso sexual, inseguridad, impunidad, corrupción, no darnos cuenta nos está matando lentamente.

Necesitamos hacer una pausa y tejer nuevas redes de cuidado y resiliencia, no podemos permanecer igual siempre.

Imagina un segundo que esa tragedia es tuya…

¿Estamos a tiempo? Siempre, todos los días tenemos que intentarlo porque este veneno diario de violencia, omisión, negligencia y burda política pública no debe poder más que nosotros.

Ayuda y construye desde dónde puedas, no solo por 5 de Lagos de Moreno, sino por toda una sociedad que necesita recuperarse, solo imagina que esa historia podría alcanzarte.

✍🏻
@arelipaz

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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