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Por Argueda

Me confieso una soñadora constante; aunque digan que todas las personas soñamos pero no recordamos, yo tengo una nitidez de lo que ocurrió del otro lado del velo de la realidad  que me asusta. Y no solo al despertar, a veces durante todo el día las sensaciones de las madrugadas generadas por mis vivencias en el cerebro me poseen profundamente; los diálogos, los colores, las emociones, las texturas.

Esta semana tuve uno que en especial me ha dejado colgada la mitad de mi conciencia pensando en ello, mientras la otra mitad medio funciona para sacar adelante mis actividades diarias que incluyen la edición de textos, la presentación de noticias, la conversación con personas que me proveen información y las juntas con el equipo.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.