Por Claudia Pérez Atamoros
A Guadalupe Posadas le dio posada la flaca hace casi 110 años…
José Guadalupe Posadas Aguilar no probó las mieles del éxito sino hasta mucho después de haber entregado los tenis. Eso sí, en vida disfrutó de toda clase de aguamieles y alipuses que lo llevaron del gozo al pozo y de un jalón hasta el panteón. Murió (“flaco, ojeroso, cansado y sin ilusiones”) de alcoholismo en 1913 a tan solo unos días de la Decena Trágica. Yace en la fosa común del Panteón de Dolores, junto a un montón de calacas tilicas y flacas. Su vida toda está repleta de vericuetos, mentiras, y mitos que ni la parca borró.
La Catrina
Su obra más conocida no es La Catrina. El jamás la bautizó así. La Catrina en realidad era La Calavera Garbancera que circuló por primera vez en tierras aztecas meses después de que él entregara el equipo. El grabado fue acompañado del texto “Hay hermosas garbanceras de corsé y alto tacón, pero han de parar en calaveras, calaveras del montón”.
Así, a casi 110 años de que el maestro Posadas chupó faros, su obra sigue siendo extensa y difundida. Hay un antes y un después de la obra de Lupe Posadas. Produjo infinidad de dibujos y grabados a lo largo de su vida alusivos a la muerte, a las calaveras, a esa festividad tan nuestra…
Nadie reclamó sus restos. Murió en el anonimato. Se sabe que tuvo un hijo que se petateó joven: Juan Sabino. A su mujer también le tocó bailar con la más fea. José Guadalupe Posadas estiró la pata a los 61 años. La primera alusión a su trabajo se encuentra en una edición de El Hijo del Ahuizote en 1886 y dos años después en 1888, un periodista de la época publica una nota en un periódico (Juventud Literaria) en la cual decreta que Posadas será el primer gran caricaturista y dibujante de México.
Y sí, fue un caricaturista de primera, un dibujante extraordinario y un grabador de excepción que, sin embargo, no disfrutó en vida de mayor reconocimiento. Reza un refrán que no es la muerte la que mata sino la mala suerte pero, dato curioso, la suerte a él sí lo cobijó en al menos una ocasión: en 1908 cuando se sabe obtuvo un premio de cien pesos en la lotería.
Posadas fue registrado en 1867, a la edad de 15 años, como de oficio pintor por el juez del barrio Pablo Guadalajara, en Aguascalientes según consta en el libro JOSÉ GUADALUPE POSADAS, Ilustrador de la Vida Mexicana, editado en 1963 por el Fondo Editorial de la Plástica Mexicana.
Las primeras obras publicadas de Posadas datan de 1871 en El Jicote, periódico político que tuvo once números y en donde las caricaturas litografiadas fueron obras suyas. Fue designado maestro “práctico” de litografía en la Escuela de Instrucción Secundaria con un sueldo mensual de 15 pesos.
Posadas creó Calaveras como un instrumento de sarcasmo. Hoy, las calaveritas literarias son épicas y como la huesuda está de fiesta y el anda echando la siesta eterna, en una de esas ni se entera que hago unas calaveritas para las viejas del montón, las cantineras mitoteras de esta publicación tan de opinión.
Jaque al rey de la corrupción
Aquí está la sujeta/
La Cerdeira bien sujeta/
con ella no hay quien pueda/
darle chicharrón/
ya quisiera el prejidente/
aplicarle un jonrón/
y que la muerte le eche montón/
para que calle que él es pura corrupción.
Se le ceba mandarla al panteón/
La “Estefi” ya apareció/
y le da su coscorrón/
pal pozo lo mandó/
pa que aprenda el mandilón.
Ahí está La Romandía, duerme como lirón/
la calaca se lo lleva de un jalón/
no sin antes darle a ella un buen tirón.
La Durazo que ni al caso/
dijo a la calaca/
andas de fracaso en fracaso/
ya llévatelo al panteón porque es muy mordelón/
yo me pregunto si se lo fregó o ya la becó.
@perezata
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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