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Por Claudia Pérez Atamoros
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chaquira

1. f. Conjunto de cuentas, abalorios, etc., de distintas materias que llevaban los españoles para vender a los indígenas americanos.

2. f. Sarta, collar, brazalete hecho con cuentas, abalorios, conchas, etc., usado como adorno.

abalorio

1. m. Objeto de adorno vistoso y generalmente de poco valor.

2. m. Elemento ornamental, especialmente si resulta excesivo. Una prosa austera, limpia de abalorios.

Ahora resulta que las mujeres no lloran, ¿facturan?

Tanta literalidad, me asfixia.

Más allá del empoderamiento y la empatía, las mujeres no podemos caer en lo que tanto hemos criticado y ciertamente -muchas- fomentado: ¡los hombres no lloran!

Con permisito.

Claro que hombres y mujeres lloramos. ¡Vaya que sí! Y eso ni nos hace cobardes, ni nos resta un milímetro de humanidad. Al contrario. Llorar nos permite expresar nuestros sentimientos sean de tristeza, frustración, rabia, dolor, pena o -incluso- felicidad.

Llorar es catártico, en público o en privado. Nada de qué avergonzarnos por derramar lágrimas ante una situación, sentimiento o recuerdo. Todo el mundo tiene un punto de quiebre emocional.

Llorar activa distintas zonas de nuestro cerebro. Según un artículo en Gaceta UNAM, “Llorar para cansarse” es imposible llorar más de 15 minutos seguidos porque el cerebro se cansa y autolimita. “Tres áreas cerebrales están involucradas en la generación, la percepción y la síntesis de las lágrimas: la amígdala cerebral, el hipotálamo y el giro del cíngulo en la corteza cerebral.”

¿Qué lloran menos los hombres? Los estudios dicen que sí, por una razón hormonal. A mayor testosterona menos lágrimas.

En cambio, la “anhedonia” sí que es un síntoma y no de debilidad.

La incapacidad de llorar puede significar una depresión o bien, un trastorno en sí mismo o relacionado además con problemas de salud mental.

Desde luego que la ausencia en la capacidad del llanto puede deberse, también, a un bloqueo emocional por la educación recibida, el entorno y un largo etcétera. Los hombres tienden a llorar más a medida que envejecen.

Sin querer invadir el área de expertas en Opinión 51 -ya Vale Villa puede dar cátedra de lo que psicológicamente es el llanto y su ausencia-, lo cierto es que tendemos a aplaudir sin distinguir entre el sarcasmo y la realidad. Entre las lágrimas de cocodrilo y las que son sentimiento puro.

Que un tema musical “de ardida”, en el que se le escucha muy “ardilla”, represente a “las mujeres” me da mucho qué pensar. ¿Me radicalizo?

No puedo, por cierto, evitar recordar aquel tema musical que a mitad de los ochenta hiciera famoso la llamada “Número Uno”, Lila Deneken, “Por cobardía” y que aún hoy en día, es una canción de cajón en los karaokes de las “viejas” de más de 30… Y de refilón me acordé también de otro tema imperdible y del que seguramente Shakira tomó inspiración: “Cómo una loba”, interpretada por Valeria Lynch ¿Acaso hasta para divertirnos nosotras mismas nos autoflagelamos? ¿O para pasarla bien no importa que las canciones nos degraden, ninguneen? Eso sí, que la “otra” se pudra por desleal. Está bien, me modero.

Dicen que el éxito radica en que hablen mal o bien, pero que hablen… y sí, Shakira se catapultó ante millones con “… una loba como yo no está 'pa' tipos como tú”. Session 53.

Pero ¿qué creen? Lloró y facturó. Ojalá todas las mujeres tuviéramos esa capacidad de transar con el dolor  y obtener millones a cambio o a costa de ello  porque “las penas con pan son menos”, indudablemente.

"Es probablemente la etapa más oscura de mi vida", ha dicho la cantautora colombiana y sin duda, es una de sus etapas económicamente mejor remuneradas. Según datos en Google, en YouTube ha  ganado de momento 512,000 dólares, en Amazon 500,000, en Spotify 360,000 y en Apple 1,200,000,  más de 2.5 millones de dólares Y aún falta, ¿qué no?

Seguramente llora de dolor y de felicidad. Dicen que dice la Biblia que “Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados” .

Lo de hoy es pues llorar. Sin chaquiras, sin adornos. Facturando.

Vaya dicotomía que resulta del llanto. No en balde dicen que lo que no suena lógico suena a metálico.
Nunca hemos de avergonzarnos de nuestras lágrimas, porque son la lluvia que limpia el cegador polvo de la tierra que recubre nuestros corazones endurecidos”. Charles Dickens.

@perezata

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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