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Por Cristina Gutiérrez
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En medio de protestas y manifestaciones, el pasado 24 de julio el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu se presentó en el Capitolio de Estados Unidos en Washington para dar un discurso ante ambas cámaras del Congreso. Durante su discurso, el mandatario israelí agradeció el apoyo que su país ha recibido de Estados Unidos para llevar a cabo la guerra de Israel en Gaza y ratificó su determinación de mantener la ofensiva militar hasta lograr la “victoria”, entendida como la destrucción total del grupo Hamás y de su gobierno sobre Gaza.

Las protestas que se llevaron a cabo alrededor del evento condenaron la ofensiva militar israelí en la Franja de Gaza en donde más de 39 mil  palestinos, en su mayoría mujeres y niños, han sido asesinados desde el pasado 7 de octubre, así como los constantes ataques contra la población civil en Cisjordania. Las protestas también giraron en torno a la ocupación militar israelí de los territorios palestinos, la política de asentamientos ilegales y el sistema de apartheid y discriminación contra la población palestina que persiste en la región desde hace más de 50 años.

A lo largo de los últimos meses, la Corte Internacional de Justicia (CIJ), máximo tribunal de las Naciones Unidas, y el Consejo de Seguridad de este organismo han emitido una serie de órdenes y resoluciones que han sido totalmente ignoradas por el gobierno israelí. El 26 de enero la CIJ ordenó una serie de “medidas provisionales” que Israel debía tomar para impedir la matanza de civiles inocentes en Gaza y prevenir actos de genocidio en ese territorio palestino. El 26 de marzo el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una resolución pidiendo un alto al fuego inmediato en Gaza durante el mes del Ramadán e instando a Israel a permitir el acceso a la ayuda humanitaria y proteger a los civiles en la región. El 24 de mayo la Corte Internacional de Justicia ordenó a Israel detener su ofensiva militar en la ciudad de Rafah, convertida en refugio para más de 1.5 millones de palestinos desplazados desde otros puntos de la Franja. Esta última orden se dio tan solo tres días después de que este mismo tribunal solicitara órdenes de arresto contra el primer ministro y el ministro de defensa israelíes por posibles crímenes de guerra durante su participación en el conflicto en Gaza. Ninguna de estas órdenes y resoluciones ha sido acatada por Israel.

Es en este contexto jurídico que se da la visita de Netanyahu a Washington, donde representantes de ambos partidos recibieron al mandatario con una ovación de pie en el Congreso. ¿Cómo es posible que el representante de un gobierno que lleva casi 10 meses cometiendo actos genocidas y que ha sido calificado como criminal de guerra por un tribunal internacional sea recibido con aplausos en la supuesta sede máxima de la democracia y la justicia? Pareciera como si en Occidente, y específicamente en Estados Unidos, se midiera con una vara diferente todo lo relacionado con Israel. Como si el sentimiento de culpa por haber permitido que existiera el holocausto le diera impunidad total a Israel, una forma de limpiar las conciencias de los gobernantes actuales por los errores heredados de sus antecesores que no supieron detener a tiempo el horror. ¿Creerán que el hecho de que el pueblo judío fue víctima de un atroz e inhumano genocidio durante la Segunda Guerra Mundial le da derecho a Israel a hacer lo mismo con el pueblo palestino? ¿O simplemente el lobby sionista en Washington es tan influyente y poderoso como para rendirle culto a un criminal de guerra y seguir dándole recursos para facilitar un genocidio?

Durante el holocausto el mundo no tenía los medios ni el acceso a la información para conocer a detalle los horrores que se cometían en los campos de concentración y el exterminio indiscriminado al que fueron sometidos los judíos en Europa. Hoy vivimos en un mundo diferente donde la tecnología nos permite ver en tiempo real lo que sucede en Gaza. Hoy no hay pretexto, lo sabemos, lo permitimos y lo aplaudimos de pie. Desgraciadamente, a pesar de todo, no hemos aprendido nada como humanidad.

*Cristina Gutiérrez Salman es Licenciada en Comercio Internacional por el Tecnológico de Monterrey. Ha trabajado principalmente en áreas de logística y comercio exterior.

Feliz mamá de dos adorables adolescentes.

Desde hace 10 años aproximadamente ha estudiado mucho sobre el conflicto palestino- israelí y en 2015 organizó la conferencia “Palestina más allá del Sionismo” con el activista israelí Miko Peled.

La literatura y la música son su pasión.
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@crisgsalman

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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