Por Cristina Gutiérrez
En un acto sin precedentes, el jueves 11 de enero Sudáfrica ha acusado a Israel de estar cometiendo actos genocidas contra el pueblo palestino en Gaza y ha pedido al Tribunal Internacional de Justicia de la ONU que paralice la ofensiva militar israelí en la Franja. Sudáfrica argumenta que los actos de Israel en Gaza son genocidas "porque tienen como objetivo provocar la destrucción de una parte sustancial del grupo nacional, racial y étnico palestino". Según el documento presentado ante la Corte Internacional de Justicia, "los actos en cuestión incluyen matar a palestinos en Gaza, causarles graves daños físicos y mentales e infligirles condiciones de vida calculadas para provocar su destrucción física".
El genocidio llevado a cabo por Israel empieza por el asesinato masivo de palestinos en Gaza, violando la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948 en donde se reconoce al genocidio como un delito perseguible por el derecho internacional. Al día de hoy las Fuerzas Israelíes han matado más de 23,000 palestinos desde el 7 de octubre, de los cuales se estima que un 70% son mujeres y niños. Israel ha asesinado con todo conocimiento a un número sin precedente de civiles y cientos de familias completas han sido exterminadas, sin ningún sobreviviente. El nivel de mortalidad infantil en Gaza es tal que funcionarios de la ONU la han descrito como un “cementerio de niños”.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, negó los señalamientos aduciendo que su país “combate a terroristas asesinos que cometieron crímenes de lesa humanidad” y que hace su mayor esfuerzo por evitar bajas civiles. Sin embargo, los abogados de Sudáfrica señalaron ante la corte que la respuesta israelí a los ataques de Hamas ha ido más allá de lo razonable. “La matanza no apunta a nada menos que la destrucción de la vida palestina, es infligida de manera deliberada. Nadie se salva, ni siquiera los recién nacidos”, manifestaron miembros de la delegación sudafricana.
Aún cuando muchos países podrían haber acudido al Tribunal Internacional por esas mismas razones, los motivos que llevan a Sudáfrica a iniciar este proceso están relacionados con el contexto más amplio de la política de segregación y discriminación de Israel hacia los palestinos. Se refiere en concreto al régimen de apartheid, el sistema político discriminatorio basado en la segregación racial practicado en Sudáfrica entre 1948 y 1994 y que guarda analogías con el sistema de control de la población palestina por parte de Israel.
Si bien el fallo final del Tribunal puede tardar años, Sudáfrica ha pedido que se emitan “medidas provisionales” que ordenen a Israel detener su guerra en Gaza lo cual es “necesario para proteger a la población contra daños mayores, graves e irreparables a los derechos del pueblo palestino”. Podría tardar años en probarse un fallo sobre genocidio, sin embargo una orden judicial sobre el cese de la guerra en Gaza podría llegar en las próximas semanas. Y aún cuando todas las sentencias de la Corte Internacional de Justicia son definitivas, inapelables y vinculantes, la CIJ no puede garantizar su cumplimiento. Israel tiene un largo historial de incumplimiento de las resoluciones internacionales y muy probablemente en este caso tampoco cumplirá con una orden judicial de parar el combate, pero las consecuencias del incumplimiento serían graves para la ya de por sí dañada imagen y reputación del Estado de Israel ante el resto del mundo. El mensaje es claro, no pueden seguir cometiendo crímenes de lesa humanidad contra la población palestina con total impunidad, el mundo los está viendo y sí, también los está juzgando.
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