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Por Frida Mendoza
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¿En qué podrían gastarse 65 millones de pesos? Si me preguntas a mí, así sería posible comprar una casa, una gran casa, o varias… y el dinero sobraría, pues es demasiado. De 360 millones, mejor ni hablamos.

Pero ¿qué pasa si agregamos como variable que estos millones son del dinero público? Sea el rubro que sea, se nos pueden ocurrir mil opciones de inversión y mejora de servicios para la sociedad.

Les menciono estas cantidades porque recientemente publiqué una investigación en Emeequis donde describo que durante 2020 la Autoridad Educativa Federal de la Ciudad de México (AEFCM) fue investigada por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) que detectó  65 millones de pesos en pagos fantasma.

¿A qué me refiero con fantasma? Pagos a trabajadores de la educación que estaban inactivos, que tenían una licencia sin goce de sueldo, que fueron dados de baja o que habían fallecido.

Pero el asunto no queda ahí. Revisando las auditorías encontré que este tipo de pagos fantasma es sistemático, pues en las auditorías que la ASF le realizó a la AEFCM en 2016, 2018, 2019 y 2021 también se encontraron estas irregularidades, por lo que sumando tenemos la cantidad de 360 millones de pesos en pagos fantasma.

Esta cantidad, sé bien, no se compara a los desfalcos multimillonarios de la Estafa Maestra o Segalmex, pero si prestamos atención sí es una cantidad muy representativa para que en su rubro genere cambios importantes en la educación o que incluso pueda ser para nuevas contrataciones o aumentos de sueldo al profesorado.

¿Y dónde está ese dinero? No sabemos, pues de estas auditorías de cumplimiento de la ASF la acción a la que recurrieron fue a un “pliego de observación”, que significa que se admite que hubo un daño a la Hacienda Pública Federal y por lo tanto, podría proceder en una denuncia de hechos ante la Fiscalía General de la República para que los responsables sean castigados. Sin embargo esto no ocurrió y peor aún, las auditorías de 2016 y 2018 ya prescribieron.

Temas tan duros nos pueden aburrir, pero hablar de esto es necesario para dar seguimiento y que el dinero presupuestado cumpla con su función y sean fiscalizados como deben para que en este caso las niñas y niños de educación básica, así como sus profesores, prosperen en las condiciones que necesitan y aún más.

Y, es curioso porque a veces a lxs periodistas hay temas que no nos sueltan y mientras  redactaba la investigación en Emeequis volví a repetir una frase que decía una y otra vez cuando participé en el reportaje colaborativo En busca del dinero perdido: ¿por qué si desde los gobiernos nos dicen que el futuro está en las infancias y juventudes, no se les cuida ni se procura que tengan las mejores condiciones educativas?  

Tanto en aquella investigación donde hallé las consecuencias de una mala fiscalización y nulo seguimiento a las auditorías realizadas a las universidades tabasqueñas desfalcadas, como ahora donde hay millones perdidos en pagos fantasmas en escuelas capitalinas, puedo coincidir en lo necesario y urgente que es que la ASF cumpla con su trabajo como lo sistemático que puede llegar a ser este tipo de robos, pues eso son.

Todavía se puede saber a dónde fueron a parar los 65 millones de pesos del 2020, año de la pandemia, de las clases desde casa, de los profesores que invirtieron en un equipo telefónico o de cómputo para poder impartir sus materias, del inicio de un retroceso y rezago educativo. Todavía.

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@FridaMendoza_

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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