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Por Heidi Putscher, Abogada, escritora y autora de El Roedor - Andrés Roemer, retrato de un depredador.
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La extradición de Andrés Roemer y la guerra entre Israel y Hamás

En una Jerusalén desierta, usualmente llena de vida, se encuentra Andrés Roemer: bajo arresto hasta que un tribunal decida sobre su extradición a México. Mientras tanto el lunes, una semana después de que se diera a conocer su detención, las sirenas antiaéreas suenan en la capital alertando a la población sobre los cohetes lanzados desde la Franja de Gaza. Las explosiones del sistema antimisiles Cúpula de Hierro pueden oírse también. Intercepta cohetes enemigos con una tasa de éxito superior al 90%.

Me pregunto ¿cómo estará viviendo Andrés su nueva realidad?

Hace unos veinte años lo conocí. Hice mi servicio social con él cuando estudiaba derecho en la Ibero. Traducía y transcribía los textos que me daba para lo que posteriormente sería su libro Enigmas y Paradigmas. Fueron pocos días de trabajo porque apenas me conoció y ya estaba poniendo su mano sobre mi pierna. Lamenté mucho mi salida del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Quería trabajar allí. Estaba contenta. Pero el acoso y después el hostigamiento laboral y la humillación de Andrés hicieron imposible mi permanencia.

Puedo decir que lo conocí… sí. Comimos juntos. Hablamos de temas triviales y profundos. Fuimos al cine en grupo, en horas laborales. Me presumió sus libros. Me enseñó el famoso libro de horóscopos que usaba para enganchar —hasta mandó sacar una fotocopia de mi signo; fue cuando me enteré de que Malcolm X había nacido el mismo día que yo—. Un viernes, invitó a mi amiga — que también hacía su servicio social— a comer a Tepoztlán. Nunca supe bien qué pasó. El lunes me mandó llamar a su oficina. Me platicó de su familia. Su madre era vecina de mis padres. Me contó de su abuelo, el conductor de orquesta vienés. Me ofreció avanzar en mi carrera y “aprovechar” que estaba en un puesto con poder. Me habló de salir a carretera en su descapotable, abrir una botella de champaña y lanzarnos a la aventura. Me invitó al Auditorio Nacional a ver una zarzuela y me ofreció a su chofer para que pasara por mí. Afortunadamente, me negué. Después, toda su miel y encanto desaparecieron. Se volvió frío y distante. No hubo más trabajo. ¿Por qué crees que no hay mujeres aquí?, me dijeron. Me aconsejaron “capotearlo”. Cuando hablé con él para “arreglar” las cosas, me humilló. No tenía tiempo que perder conmigo. Era importante, con una gran trayectoria, autor de más de ocho libros, con estudios en Harvard y Berkley. Y yo... ¿Quién era yo? ¿Yo qué había hecho en mi vida?

Andrés firmó la carta de terminación de mi servicio social. Fue idea de su amigo, “JM”, su mano derecha en el Conaculta —estudiaron juntos en Harvard—. “Es mejor tener a Andrés de amigo que de enemigo, nunca sabes dónde te lo puedes llegar a encontrar”, me dijo. Sí, tenía razón “JM”. Nunca sabes dónde te lo puedes llegar a encontrar. La vida da muchas vueltas.

¿Cómo estará viviendo esta nueva realidad, el sibarita, el bon vivant de Andrés? El que invitaba botellas de vino y caviar a sus presuntas víctimas ahora que se encuentra arrestado en Jerusalén escuchando las sirenas y las explosiones cercanas como el resto de la población, sin libertad de movimiento, como un recluso más esperando el día de su audiencia.

¡Increíble, las vueltas que da la vida!

Hace unos días parecía imposible vislumbrar este escenario: un Israel en estado de guerra, cientos de civiles secuestrados y masacrados, incluyendo menores de edad, y una devastación total en la Franja de Gaza. Infierno que se vio desencadenado tras el brutal asalto perpetrado por cielo, mar y tierra este pasado sábado, 7 de octubre, por el Movimiento de Resistencia Islámico, Hamás. La operación llamada “Tormenta de Al-Aqsa” convocaba a los palestinos a luchar contra la ocupación israelí. Justificaban el uso de la violencia por el asedio a Gaza y la profanación a la mezquita Al-Aqsa ubicada en la Explanada de las Mezquitas o Monte del Templo en Jerusalén, el lugar más sagrado en el judaísmo y el tercero para el islam después de La Meca y Medina.

En realidad, los ánimos en la región ya venían caldeándose desde inicios de año. Y es que, si bien la Explanada de las Mezquitas ha sido reservada desde 1967 al culto musulmán, el frágil statu quo podía cambiar en cualquier momento bajo el gobierno de Netanyahu y su nuevo ministro de seguridad nacional, el ultraderechista Itamar Ben-Gvir, quien amenazó con abrir a los judíos el acceso a la explanada 24/7, esto tras una visita sorpresa realizada al sitio en enero de 2023.

Las acciones del ministro fueron condenadas por la comunidad internacional, pero también por el Ministerio de Asuntos Exteriores de la Autoridad Nacional Palestina que advirtió que la visita era “una provocación sin precedentes y una grave amenaza”; mientras que Hamás reclamó que los planes de Ben-Gvir eran “un presagio de la ignición de la región”, y llamó a los palestinos “a la movilización general” y a defender Al-Aqsa “de las incursiones de los colonos [israelíes] y de su líder extremista”.

Hoy Andrés está bajo arresto en medio de un conflicto bélico, pero sus circunstancias en 2016 eran... diametralmente opuestas. En ese entonces se desempeñaba como representante de México ante la UNESCO. Vivía en París en una mansión de 15000 euros y percibía casi 10000 euros mensuales —en total unos 520000 pesos—. Fue el embajador con menor permanencia ante este organismo —dos meses y medio duró su gestión— porque desacató las instrucciones de la Secretaría de Relaciones Exteriores al salirse de la sesión del Consejo Ejecutivo del organismo internacional para evitar votar a favor de un proyecto de decisión que precisamente condenaba las medidas ilegales contra la libertad de culto y acceso de musulmanes a la mezquita Al-Aqsa. Cabe señalar que México llevaba votando a favor de esta resolución en 12 ocasiones anteriores.

El “gesto” le valió a Roemer innumerables homenajes y premios que recibió de diversos organismos como los de la Federación Sefaradí de Estados Unidos y del Centro Simon Wiesenthal, así como una reunión en 2017 con el primer ministro Benjamin Netanyahu, organizada por quien fuera su homólogo israelí ante la UNESCO: Carmel Shama Hacohen, exdiputado conservador en el parlamento israelí y quien, una vez electo alcalde de la ciudad Ramat Gan, otorgaría a Roemer el honor en vida de una calle con su nombre en 2019.

Hoy sabemos gracias a un artículo esclarecedor —Deslealtad con la política exterior—, de César Guerrero Arellano, quien fuera director de Relaciones Multilaterales de la Comisión Mexicana de Cooperación con la UNESCO, que semanas antes de la sesión del Consejo Ejecutivo, en una junta de preparación sobre la participación de la delegación mexicana, le fue señalada a Roemer la relevancia del proyecto de decisión sobre la mezquita Al-Aqsa y sus inmediaciones por una funcionaria de la Cancillería que calificó al tema como delicado. Sin embargo, Andrés decidió ignorar el comentario y hablar “sobre toda clase de temas técnicos durante el resto de la junta.”

El mismo Roemer, consciente o inconscientemente, llegó a reconocer públicamente su actuar negligente y alevoso durante su gestión en la UNESCO. Lo sabemos por el discurso que pronunció durante la inauguración de su calle en 2019 y cuyo registro ha quedado grabado gracias a Enlace Judío. En su discurso Roemer aceptó que no pensó en las 12 resoluciones anteriores y que sabía que se enfrentaría a decisiones que contravendrían los intereses de Israel; aceptó también, que compartió información prioritaria y confidencial —sujeta al sigilo que le obliga la Ley del Servicio Exterior—, que comunicó el sentido que llevaba el voto al representante de Israel y a la comunidad judía en México, y que pidió al embajador israelí se comunicara con su ministerio para que convencieran a la Cancillería de modificar el sentido del voto; para colmo, terminó por reconocer que ignoró su responsabilidad —el mandato que México le confió— al no votar y que lo volvería a hacer una y otra vez.

Andrés, demostró en este escándalo diplomático descuido garrafal y falta de compromiso con su patria. Estaba más interesado en su autopromoción. Concuerdo con Guerrero Arellano cuando escribe: “En el modus operandi que muchas de sus víctimas han narrado reconozco hoy gestos muy semejantes que se entrelazan con su abuso y deslealtad hacia la función pública.”

Hace apenas unos días, la embajadora de Israel en México, Einat Kranz, en entrevista, comentó que Roemer esperaba una audiencia del tribunal de distrito de Jerusalén el cual decidirá sobre su extradición. Aclaró que el proceso podría tomar meses y si llegara a apelar su caso podría elevarse a instancias superiores como la Corte Suprema o el Tribunal Supremo de Justicia. “La vara de las evidencias para la extradición es muy alta” —comentó la embajadora—. “Hay que convencer al tribunal de que hay pruebas suficientes que alcanzarían para procesarlo en Israel”. Terminó por asegurar que “no importa quién sea la persona, a quién conozca, cuál sea su religión o sus antecedentes. Israel cumple con la ley.”

Las declaraciones de la embajadora suenan alentadoras. Sin embargo, soy escéptica. Roemer utilizará todos los medios a su disposición para no ser extraditado. Como he dicho en otros espacios: hay que andar con pies de plomo. Nada está escrito. La vida da muchas vueltas.

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@HeidiPutscher

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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