Por Jimena Cándano
Hablar de justicia en México es muy doloroso; según la organización México Evalúa, más del 94% de los delitos quedan impunes; y la última Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad (ENPOL 2021) del INEGI a nivel nacional nos dice que el 43.9% de las personas privadas de la libertad señalan que fueron acusadas falsamente de la comisión de un delito.
Nuestras cárceles están llenas de pobres que no han podido acceder a una buena defensa, en un país donde el acusado debe probar su inocencia a pesar de que la Constitución diga lo contrario, el debido proceso es un sueño que solo quienes tienen dinero y contactos pueden alcanzar. Por si fuera poco la cárcel destruye a las personas haciendo casi imposible su reinserción.
Nuestro actual Sistema de Justicia le falla a las víctimas, pues la impunidad las deja en la total indefensión tanto a ellas como a nosotros como sociedad, siendo el mayor lastre que tenemos para poder hablar de justicia. Pero la falta de investigación y la fabricación de culpables también priva a las víctimas de una verdadera justicia y daña a miles de familias condenando a inocentes a vivir el infierno de la prisión.
Si queremos recuperar a nuestro país tenemos que empezar a trabajar en cambiar nuestra perspectiva, la venganza nunca será justicia, la prisión debe ser el último recurso y siempre se debe buscar la reparación del daño y la verdadera justicia para la víctima. Pero sobre todo lo primero que tenemos que hacer es cambiar nuestro foco de atención a la prevención que siempre será mucho más eficiente.
Y para hablar de prevención del delito Fundación Reintegra y sus 40 años de experiencia en reinserción social de adolescentes y prevención comunitaria, también conocidas como prevención terciaria y secundaria, siempre será un referente por sus modelos y casos de éxito sostenido a lo largo de varias décadas.
Y es que en Reintegra sabemos que la reinserción es posible sobre todo en el caso de adolescentes que han estado en contacto con el Sistema de Justicia Penal, durante la última década hemos tenido una tasa sostenida de éxito del 96% en la reinserción, esto significa que el 96% de las y los adolescentes que acompañamos no vuelven a cometer un delito.
Y no solo no vuelven a cometer un delito, ellas, ellos y sus familias trabajan en el desarrollo de habilidades socioemocionales, cultura de legalidad, cultura de paz y construyendo un proyecto de vida positivo que los lleva a convertirse en Agentes de Paz dentro de sus familias, su comunidad y por supuesto nuestro México.
Somos la única organización autorizada por el Gobierno de la Ciudad de México y el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México para dar cumplimiento integral y total a la medida impuesta por el juez.
La reinserción social, efectiva y eficiente, es una de las mejores formas de prevención ya que las y los adolescentes ya tuvieron un contacto con el sistema, saben lo que es perder la libertad y los daños que esto conlleva y a partir de la experiencia construir un proyecto de vida positivo que los aleje de las conductas de riesgo y los lleve a construir un futuro mejor.
También trabajamos en la prevención comunitaria, en la colonia Guerrero y el Barrio de la Lagunilla en la CDMX, donde trabajamos con niña, niños, jóvenes y sus familias en el desarrollo de habilidades socioemocionales en el ámbito individual, familiar y comunitario, esto lo hacemos a través de actividades comunitarias, actividades lúdico recreativas y talleres para la vida y el empleo para que puedan ser resilientes ante su entorno construyendo un proyecto de vida positivo, a favor de su comunidad y del país.
Después de 40 años podemos afirmar que la prevención no solo es posible, sino deseable y la mejor forma de lograr un México más justo y más seguro que es lo que todos anhelamos. Pero para eso tenemos que trabajar de la mano organizaciones de la sociedad civil, gobierno, empresas y la sociedad en general, para que este tipo de programas sean una realidad en todo el país y que niñas, niños, jóvenes y sus familias puedan acceder a ellos.
Dar limosnas, desde la sociedad y desde el gobierno jamás será la solución, lo único que se consigue es reforzar el mensaje de que solo pueden conseguir limosnas cuando en realidad son capaces de construir el futuro que desean. Lo que debemos hacer es reforzar su autoestima, acompañarlos a desarrollar sus habilidades y capacidades y generar las oportunidades necesarias para que ellas y ellos puedan ser agentes de cambio en sus vidas y en nuestro país. Nuestras niñas, niños y jóvenes no solo son el futuro de México son nuestro presente y debemos actuar ya.
Jimena Cándano es directora de Fundación Reintegra
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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