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Por Julia Tagüeña
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Hace poco recibí el gran honor del emeritazgo de la UNAM y en mi participación dije:

Importante mencionar aquí la enorme relevancia que tiene para la humanidad la ciencia. La ciencia que, en su más amplia expresión, junto con el arte, ya que las humanidades están divididas entre ciencia y arte, constituyen el binomio de la creatividad de nuestra especie, los homínidos que denominamos Homo Sapiens. La ciencia, que incluye las naturales, exactas, de la vida, de la salud, sociales, humanas, todas unidas en la complejidad, así como las ciencias básicas y las aplicadas, conectadas por caminos a veces sorprendentes. Y ello incluye a la comunicación de la ciencia, a la que sin duda debe darse un papel equivalente al de la investigación y la docencia. 

 La ciencia no es perfecta, y muchas veces ha sido mal utilizada, pero tiene mecanismos de autorregulación y evaluación que no tienen otras actividades. En la ciencia se buscan hechos comprobables que nos ayuden a tomar decisiones y fomentan el pensamiento crítico. La ciencia es una forma de pensar, que nos permite no ser manipulados por el dogma, las supuestas verdades absolutas, y las noticias falsas.  

Crear conocimiento es bueno por sí mismo, pero las ventajas económicas y sociales de fomentar la ciencia, la tecnología y la innovación son enormes. Nuestra sociedad es dependiente de la ciencia y la tecnología. Ha sido claro desde hace muchos años, en México y en el mundo, que dedicar financiamiento al sistema de ciencia, tecnología e innovación es una gran inversión. Pensemos, por ejemplo, en las energías renovables - mi área de formación y adscripción. Es fundamental lograr una transformación energética que nos permita no sólo hacer frente al cambio climático, sino impulsar el desarrollo sostenible, justo e incluyente.” 

En la administración que termina hubo un claro retroceso en el desarrollo de la ciencia y un enorme deterioro del ambiente en la comunidad científica. Eso hace que la decisión de crear una Secretaría de Ciencias, Humanidades, Tecnología e Innovación (SeCiHTI) sea vista con la esperanza de recuperar el camino con una visión hacia el siglo XXI. No se trata de repetir el pasado, solo de tomar lo que sí había funcionado y abrir nuevas posibilidades. 

SeCiHTI viene a cumplir con una solicitud de hace muchos años de que la ciencia esté en el nivel más alto de la toma de decisiones. A cada administración se le ha entregado un posicionamiento de la comunidad científica. En el documento de 2018 “Hacia la consolidación y desarrollo de políticas públicas en ciencia, tecnología e innovación” dice textualmente en su sección de acciones, entre otras posibilidades:  

“XI.1. Fortalecer la estructura del sistema de CTI, considerando la posibilidad de crear una Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación, que jerarquice adecuadamente la atención al sector;…”. 

En esta elección, se entregó a los equipos de las candidatas y el candidato, un documento de análisis de la situación que incluía una propuesta semejante, considerar la posibilidad de una Secretaría. Es una gran noticia que la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum haya sido sensible a esta solicitud. 

Por supuesto que habrá muchos detalles que definirán esta nueva estructura, que deberá contar con suficientes recursos y un sistema ágil de financiamiento. La persona seleccionada para encabezar este gran reto, Rosaura Ruiz, primera presidenta mujer de la Academia Mexicana de Ciencias, tiene las cualidades para lograrlo junto con la experiencia de un muy buen trabajo realizado en la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTeI) de la Ciudad de México.  

Esta es una oportunidad para que nuestro país avance hacia una sociedad más justa, equitativa, que cuide el ambiente, la biodiversidad, combata al cambio climático e impulse la sustentabilidad, con el apoyo de las ciencias, las humanidades, la tecnología y la innovación. Porque sin ciencia no hay futuro.

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@juliatagp

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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