Por Lani Anaya
Aunque vivo en el extranjero desde hace 7 años por temas personales y relacionados con nuestra profesión internacionalista, porto con orgullo el ser una mujer mexicana. Las siguientes líneas hablan un poco de mi país actual de residencia, Suecia, sobre cómo se vive la equidad de género y la influencia global que este país tiene en torno a dicha temática.
En Suecia, la equidad de género es algo adentrado en la cultura. Desde 1919, las mujeres aquí han tenido el derecho al sufragio, lo cual dice mucho de las intenciones de la sociedad sobre construir oportunidades iguales entre hombres y mujeres. También lo refleja el Índice de Brecha de Género Global en el que Suecia se ha situado dentro de las primeras cinco posiciones desde su lanzamiento en 2006.
Para la sociedad sueca, un valor central es que todas las personas, independientemente de su género, tengan el derecho de trabajar, de mantenerse, de tener un balance profesional y personal. A nivel individual, los permisos de maternidad y paternidad son compartidos. Las personas que están empleadas y cuentan con seguro social tienen licencia laboral hasta por 240 días. Cada uno de los progenitores tiene reservados 90 días obligatorios y los 180 pueden ser transferidos entre una persona y otra. El padre, además, tiene el derecho a tomar 10 días posteriores al nacimiento del bebé.
Otro ejemplo es el Acta Sueca de Discriminación de 2009 que demanda que los empleadores tomen un rol activo en la equidad entre hombres y mujeres, y además que apliquen medidas serias en contra de cualquier tipo de acoso. En 2017, dicha ley se amplió para contemplar cualquier tipo de discriminación que incluye mas no limita sexo, identidades o expresiones trasgénero, etnicidad, creencia, discapacidades, orientación sexual, o edad. Desde el aspecto económico, el movimiento Cabildeo de Mujeres Suecas -apoyado por sindicatos de mujeres, cámaras de comercio, y sociedades de mujeres-, ha buscado asegurar un salario igualitario, sin importar el sexo de la persona.
A nivel internacional, Suecia fue el primer país del mundo en contar con una Política Exterior Feminista en 2014 bajo la ministra de asuntos exteriores Margot Wallstrom. Lo que buscaba dicha implementación era promover la equidad de género y los derechos de las mujeres como centro de las actividades que Suecia tenía a nivel global. Esto se replicó en países como México, que hizo promoción de su propia Política Exterior Feminista durante su triunfante candidatura como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas durante el periodo 2021-2022.
Desafortunadamente, con la llegada del nuevo gobierno -de tendencia derechista-, el ministro de asuntos exteriores Tobias Billstrom, declaró que aunque “la equidad de género es un valor central de Suecia y su gobierno” no continuaría con la política exterior feminista. La frase que el movimiento feminista suele nombrar “lo que se ve no se nombra” podría verse cumplida bajo el riesgo de que, al no existir dicha política feminista, se reduzcan, entre otros apoyos, los grandes montos de asistencia para el desarrollo que hasta ahora la Agencia Sueca de Desarrollo Internacional había destinado para otros países y regiones para aspectos de género y derechos sexuales y reproductvos.
Este revés nos pone a pensar que, en primer lugar, debemos dejar de idealizar lugares como países en donde todo funciona o todo es perfecto. En segundo lugar, también estos hechos nos invitan a la reflexión sobre el reflejo de las dinámicas políticas nacionales en la política exterior. Por último, el que no exista más una política exterior feminista no implica, en el caso sueco, que la equidad de género retroceda del todo. Suecia continúa siendo un referente en el tema de equidad; habrá que estar pendientes cómo se reflejan los cambios políticos y sociales en el rol de la política exterior sueca en torno al tema.
*Lani Anaya es consultora en paz y desarrollo sostenible. En México, colabora con MY World México, y es miembro del programa PJ COMEXI. Actualmente co-facilita el programa Young Peacebuilders de la Alianza de Civilizaciones de la ONU para América Latina y el Caribe. Lani es Licenciada en R.I. por la UNAM, maestra en Estudios de Paz y Conflicto por la Universidad de Uppsala (Suecia), y maestra en Estudios Ecuménicos por la Universidad de Bonn (Alemania).
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