Document

Por Lourdes Encinas
audio-thumbnail
🎧 Audiocolumna
0:00
/222.624

A las 14:45 horas del 5 de junio de 2009 el reloj de la Guardería ABC se detuvo, en ese momento era alcanzada por un incendio originado minutos antes en la bodega contigua que era usada por la Secretaría de Hacienda del Gobierno de Sonora.

A esa hora, el personal de la guardería empezó a notar cómo el humo invadía sus instalaciones, pero la alarma contra incendios no se activó porque los detectores estaban debajo de un falso plafón y una lona de plástico que cubría el área de juegos, donde se quedó atrapado el humo.

Era la hora en la que las y los niños dormían la siesta.

Cuando las empleadas trataban de despertarlos para sacarlos de ahí, la lona y el falso plafón se cayeron, abriendo paso a un mar de humo negro y tóxico, que en segundos invadió el lugar y no dejaba ver ni respirar.

Había tres puertas señaladas de emergencia, pero sólo se pudo abrir la de la cocina porque las otras tenían candado y, al ser de fierro, se dañaron por el calor. 

Algunas empleadas lograron salir por la entrada principal cargando niños en brazos o empujando cunas, el resto se quedó atrapado ahí dentro.

Siguiendo el protocolo de seguridad, los policías trataron de evitar el ingreso de civiles a la guardería, pero no lograron contener a padres desesperados que buscaban a sus hijos ni a los voluntarios que actuaron al ver que los cuerpos de emergencia no se daban abasto. 

Entre rescatistas y civiles intentaban abrir las paredes con marros y picos, pero no lo lograban con la suficiente rapidez. 

Fue entonces cuando Frank, un joven vecino del lugar, usó su camioneta para abrir tres grandes boquetes en la parte frontal de la guardería, que permitieron la salida del humo y el ingreso de los rescatistas. Fue un acto decisivo que salvó vidas.

La búsqueda más dolorosa

Al empezar a sacar a los niños empezaban otras dificultades, pues ni con la ayuda de bomberos y policías, los socorristas alcanzaban a brindar los primeros auxilios a todos. Las ambulancias no fueron suficientes, se tuvieron que usar patrullas y vehículos particulares para llevarlos a los hospitales.

Los pequeños que no presentaban lesiones visibles fueron resguardados en un domicilio particular, la casa verde de la señora Ofelia, mientras eran ubicados por sus familias o por las autoridades.

El resto de la tarde vimos a las madres y padres ir de hospital en hospital buscando a sus bebés. Todos retrasaban llegar al último lugar, al más doloroso, al definitivo: la morgue.

49 menores murieron víctimas de ese incendio y 106 resultaron con lesiones en diverso grado.Ninguno pasaba de cuatro años.

Eso pasó la tarde del 5 de junio de 2009 en la ciudad de Hermosillo, Sonora. Una tarde que enlutó a todo México, pero la historia empezó a escribirse desde años atrás.

La historia empezó a escribirse desde que el IMSS permitió la operación de un sistema de subrogación de guarderías a particulares con un marco normativo muy laxo, sobre todo en materia de protección civil, y que amplió la cobertura del servicio a costa de disminuir su calidad.

La historia tiene su origen en la corrupción, en el tráfico de influencias y en la impunidad, bajo el amparo del poder político, en todos los niveles, entre todos los partidos. Los grandes males que persisten en este país y que siguen causando desgracias.

Pero en esta historia cabe también un reconocimiento a activistas y familias de las víctimas que han trabajado en la creación de instrumentos normativos para mejorar la seguridad de las guarderías. Traducir el dolor en acciones es una forma de honrar a sus hijos.

Por la memoria de las 25 niñas y los 24 niños que murieron, por quienes sobreviven con lesiones, no permitamos que el olvido se imponga porque al olvidar se corre el riesgo de repetir.

✍🏻
@lojesa

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.