Por Dra. María Soledad Rodríguez-Verdugo, Médica Psiquiatra. Especialista en prevención y manejo del estrés.
El estrés agudo es una respuesta temporal y natural del organismo a un evento estresante. No siempre se clasifica como un trastorno mental, ya que generalmente disminuye a medida que la persona se adapta a la situación estresante. No obstante, algunas personas pueden desarrollar síntomas que requieren intervención. La prevalencia del estrés agudo puede ser alta en situaciones de desastres naturales, como el reciente huracán categoría 5 que se vivió en Acapulco, accidentes graves o eventos traumáticos o situaciones de crisis, como un asalto con violencia o ataque sexual. Los estudios de prevalencia específicos pueden ser difíciles de realizar debido a la naturaleza temporal y fluida del estrés agudo, pero en general, muchas personas experimentarán estrés agudo en algún momento de sus vidas.
Vivir un desastre natural como un huracán puede ser una experiencia extremadamente traumática y abrumadora. Las emociones y sensaciones que siente una persona después de pasar por un huracán pueden variar, pero algunas de las respuestas emocionales y físicas comunes incluyen:
Miedo e inseguridad: Durante un huracán, las personas pueden sentir miedo intenso por su propia seguridad y la de sus seres queridos. La incertidumbre sobre lo que sucederá a continuación y la percepción de peligro constante pueden generar un miedo paralizante.
Estrés agudo: El huracán puede generar un nivel significativo de estrés agudo debido a la amenaza inminente, la destrucción de propiedades, la interrupción de las rutinas diarias y la pérdida de recursos básicos como agua y electricidad.
Ansiedad: Después del huracán, las personas pueden experimentar ansiedad debido a la incertidumbre sobre el futuro, la necesidad de tomar decisiones difíciles y la preocupación por la recuperación y la reconstrucción.
Tristeza y duelo: La pérdida de seres queridos, mascotas, hogares y pertenencias personales puede llevar a un profundo sentimiento de tristeza y duelo. Las personas pueden sentir un dolor abrumador por las pérdidas sufridas.
Desesperación: La magnitud de la destrucción causada por un huracán puede llevar a una sensación de desesperación, especialmente si la persona se siente atrapada en una situación difícil y carece de recursos para recuperarse.
Shock y aturdimiento: Muchas personas experimentan un estado de shock o aturdimiento inicial después de un huracán, lo que puede dificultar la capacidad de procesar lo que ha sucedido.
Síntomas físicos: El estrés y la ansiedad pueden manifestarse a través de síntomas físicos como palpitaciones, sudoración, temblores, insomnio, fatiga y dolores de cabeza.
Culpa: Algunas personas pueden sentirse culpables por haber sobrevivido mientras otros sufrieron pérdidas significativas. También pueden cuestionar si podrían haber hecho algo diferente para evitar los daños.
Es importante destacar que estas respuestas emocionales son normales después de un evento traumático como un huracán. Sin embargo, si persisten o se intensifican con el tiempo, pueden indicar la necesidad de apoyo psicológico y emocional. La recuperación después de un huracán puede ser un proceso largo y desafiante, y muchas personas encuentran ayuda a través de la terapia, el apoyo de familiares y amigos, y recursos comunitarios.
El trastorno de estrés postraumático (TEPT) es un trastorno mental que se desarrolla después de una experiencia traumática.
Los síntomas del TEPT pueden incluir :
1.-Reexperimentación del evento traumático
2.- Evitación de estímulos relacionados con el trauma
3.- Alteraciones en el estado de ánimo y la cognición
4.- Aumento de la activación fisiológica.
Es importante tener en cuenta que la recuperación del TEPT es un proceso individual y puede llevar tiempo. No todos responden de la misma manera a los tratamientos, y la paciencia es fundamental. Además, el apoyo social, la comprensión de familiares y amigos son esenciales en el proceso de recuperación. Si estás luchando contra el TEPT, te animo a buscar ayuda profesional y no enfrentar esta situación por ti mismo. Con el tratamiento adecuado y el apoyo necesario, es posible mejorar y recuperarse. Un terapeuta puede proporcionar orientación, apoyo emocional y estrategias terapéuticas para afrontar los síntomas del TEPT, mientras tanto, es importante mantener el autocuidado, esto incluye: una rutina de sueño regular, hacer ejercicio, comer saludablemente y evitar el abuso de sustancias. La relajación y las técnicas del manejo del estrés son de gran ayuda.
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