Respira
Por M.C. María Elena Barajas Olvera, M.C. Investigación Psicológica, Psicóloga Infantil.
Carlos, un alumno de segundo año de secundaria, tuvo un muy mal día, interrumpió las clases con comentarios fuera de contexto, molestó a sus compañeros y fue reportado de haber insultado a su maestra; han ocurrido situaciones parecidas en los últimos 7 días de clase.
Carlos fue diagnosticado con Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) desde hace cinco años. Su madre nos ha comentado que, de pronto, en casa se ha rehusado a seguir reglas, que ha molestado a sus hermanas y que realmente está ocasionando una crisis familiar. Su comportamiento parecía más estable, pero por falta de abasto en las farmacias, ha dejado desde hace 15 días de tomar su medicamento. Cabe señalar que el medicamento es comprado por los padres, no se los proporciona ninguna instancia de seguridad social.
El TDAH es uno de los enemigos más comunes en las aulas; aproximadamente el 5% de la población infantil lo padece; de este porcentaje, dos terceras partes corresponden a varones. La mayoría de los y las maestras no cuentan con el entrenamiento necesario para apoyar el proceso de enseñanza-aprendizaje de estos alumnos y lamentablemente existe una estrecha relación entre TDAH con deserción escolar, desempleo y comportamiento antisocial.
Este es un trastorno del neurodesarrollo más frecuente en la niñez, sin embargo, los síntomas pueden mantenerse hasta la adultez. Los niños con TDAH presentan problemas para prestar atención, controlar conductas impulsivas, son incapaces de actuar responsabilizándose de las consecuencias y/o ser excesivamente activos.
La educación intrafamiliar asociada al TDAH se ha documentado como un reto para los padres que no saben cómo responder a la inatención de sus hijos, a la presentación, incluso, de comportamientos antisociales y a la actividad constante que altera el orden familiar. La interacción parental se caracteriza por ser emocional y con recurrencia a castigos de toda índole.
El TDAH puede ser diagnosticado desde el primer año de vida aunque el mejor diagnóstico surge de la observación directa y del registro de la falta de atención y la sobreactividad motora que presentan estos niñ@s de manera indiscriminada en diversas situaciones o lugares, es en estas condiciones que por lo general se recurre al diagnóstico médico que debe ser realizado por un neuropediatra. El diagnóstico, lamentablemente, puede convertirse en una etiqueta si no va acompañado de una intervención conductual efectiva que incluya capacitación a los padres y maestr@s para un manejo integral del problema considerando que:
- La etiología de los trastornos de atención es aún incierta, ésta ha sido relacionada a diversos factores, entre los más referidos están: herencia, bajo peso al nacer y alimentación a base de productos procesados.
- El mejor pronóstico para la evolución de un TDAH es el diagnóstico temprano. Los padres deben afrontar que más allá de faltas de desobediencias y travesuras, sus hij@s requieren atención y ellos, capacitación.
- En un 5% de niños y niñas que cursan este trastorno, la hiper o sobre actividad no se presenta (TDA); aquí es el déficit de atención el que impide un desarrollo académico y familiar normal. Con un buen manejo conductual en la familia y la escuela se puede lograr un desarrollo académico y social exitoso sin recurrir a tratamiento farmacológico.
Otras alternativas importantes:
- Capacitación para padres y maestr@s.
- La escuela con capacidad de integración gradual es la que ofrece mejores resultados.
- Alimentación natural: rica en frutas, legumbres y cereales.
- Evitar productos que contengan azúcares procesados y colorantes (frituras, enchiladas y dulces) porque estos productos inducen actividad particularmente en personas con TDAH.
Los trastornos de la atención se encuentran por su alta incidencia en el esquema epidemiológico de países como Estados Unidos de América, Reino Unido, Japón y Holanda. En todos ellos se cuenta con apoyo gubernamental, capacitación a padres y maestr@s y fármacos en caso de ser necesarios.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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