Por Mariana Conde
Es muy probable que pocos sepamos esto, lo cual para mí también fue una desagradable sorpresa: no se asegura a las personas con discapacidad intelectual.
Ya es sabido que las compañías de seguros, como los antros, se reservan el derecho de admisión; solo que en este caso el cadenero es más rudo y se pone en juego algo más grande que una noche de punchis-punchis, malas decisiones y cócteles caros. Discriminan a un grupo muy claro y esa facultad que se permiten es amplia y completamente discrecional.
Dentro del saco de lo que se considera no asegurable puede caber, en un momento dado, cualquier padecimiento, condición o enfermedad y cambiar de un caso a otro y de una compañía a otra. Si se tiene una condición de vida distinta a la regular, está en verdad en chino, no tienes derecho a un seguro.