Por Milagros Flores*
El día que desapareció mi hermano Alejandro lo tengo presente como si regresara; lo vuelvo a vivir nítidamente cada rato.
Yo trabajaba en Punta Chueca, una comunidad Seri en Sonora con mi hermano Marco Antonio en su tienda.
Cuando llegaron y nos avisaron, él no me quería decir lo que pasaba solo me decía que cerrará la tienda que iríamos con mi mamá y cuando llegamos y me dijeron que había pasado con mi hermano Alejandro no lo podía creer pues él no andaba en malos pasos ni usaba drogas no tenía lógica su desaparición.
Después viajamos a Sinaloa en dónde desapareció mi hermano Alejandro lo único que quería al llegar a la casa de mi abuela era verlo pero no fue así; desde entonces empezamos a buscarlo sin poder encontrarlo.
Vivir en familia la desaparición de uno de sus integrantes, te deja un hueco no solo en el estómago, en el alma también.
Cada día hay que sacar fuerzas para no perder la esperanza, hay que encontrar el coraje para seguir buscando, es aguantar jornadas tremendas bajo el sol o en el frío, en la lluvia o en una brecha perdida muchas veces con el carro descompuesto.
Cuando desaparecieron a Marco Antonio yo ya tenía 4 años que me dedicaba a las búsquedas constantes para encontrar a Alejandro, cuando me avisaron de mi otro hermano yo me quería volver loca, pero sabía que yo tenía que ser fuerte para mi madre. Con la experiencia que fui teniendo en las búsquedas y viviendo el gozo de las familias que finalmente tienen la suerte de reunirse con los restos de sus desaparecidos, me dí cuenta que tenía que hacer algo más. Formar un grupo de jóvenes para las búsquedas ya tenía mucho pensando hacerlo hasta que un día me decidí; en Sinaloa se creó un colectivo de jóvenes buscadores y entonces yo dije en Sonora también podemos hacer uno y lo formé, invite a más jóvenes para poder apoyar a las madres que por motivos que desconocemos muchas de las veces no pueden asistir a las búsquedas y quién más que nosotros los jóvenes para apoyarlas a buscar y encontrar a sus hijos.
En Sonora hemos logrado 80 hallazgos; el más grande se dio en Santa Ana en febrero del 2022, fue un crematorio con alrededor de 50 restos, según la información que nosotros teníamos, tres de los cuerpos encontrados estaban recién calcinados. En total hemos encontrado los restos de 190 desaparecidos ya que también buscamos en Jalisco y Sinaloa.
*Coordina el colectivo de jóvenes buscadores de Sonora.
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