Por Mildred Mendoza
Si me preguntan, una de las mejores características, a mi parecer, de los movimientos sociales es la transformación que tienen a lo largo del tiempo; la conmemoración del 25 de noviembre no es la excepción. Vayamos unos (varios) años atrás, exactamente a 1960 en República Dominicana, donde las hermanas Mirabal fueron brutalmente asesinadas por el hecho de pelear por sus derechos y, claro, por ser mujeres. Este caso indignó a nivel internacional durante y después de muchos años y reafirmó que a las mujeres nos violentaban de diferentes maneras y en diferentes espacios (públicos y privados).
39 años después de este suceso, en 1999 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la mujer poniendo sobre la mesa lo inaceptable que fue, es y será la violencia hacía más de la mitad de la población mundial. Sí, así como lo lees, tuvieron que pasar años para que se comenzara a visibilizar esto.
Estas hermanas solo son un caso de los muchos que existen en el mundo de mujeres que han dado la vida o, más bien, se las han quitado por defender los derechos que por ser mujeres no nos han dado, pero nos corresponden.
Ahora sí, regresemos al 2023, donde ONU mujeres nos dice que continúan asesinando a más de 10 mujeres por día por el simple (no tan simple) hecho de ser mujer, en donde más del 70% de las mujeres de 15 años o más en México hemos sido violentadas en algún momento de nuestra vida según datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares en 2021. Entonces, ¿qué ha cambiado? ¿Algún día podremos vivir libres de violencia de género? ¿Estamos mejor qué antes? ¿Estamos peor que antes?
Si bien, el objetivo sigue siendo el mismo, no se puede dejar de pensar en que el contexto ha cambiado y cada vez se hace más complicado para las personas identificar que las mujeres seguimos en una desventaja social, cultural e histórica. Como dicen por ahí: el patriarcado siempre encuentra la manera de fortalecerse y de continuar demeritando a las mujeres y a todo aquello con características “femeninas” que trate de sobresalir.
Es así como también los movimientos feministas han ido adaptándose y cambiando para continuar haciendo frente al machismo y a la violencia que existe en contra de las mujeres, en estos tiempos en donde podemos resumir una lucha en una hashtag: #25N. No podemos desdibujar ni dejar de mencionarlo con todas sus palabras: “a las mujeres nos violentan por el hecho de ser mujeres”. No me malinterpretes, cualquier expresión o persona que se identifique como mujer o con lo femenino corre el riesgo de ser violentada.
Entonces, en la actualidad este movimiento ha crecido, ha continuado visibilizando violencias que antes tal vez no existían, como por ejemplo la violencia digital, la violencia política (antes las mujeres no podíamos ni votar), y lo más importante ha intentado no dejar a nadie afuera, volteando a ver las interseccionalidades que nos atraviesan.
Quiero invitarte a reflexionar respecto a este tema, no importa el género que tengas, solo es necesario que comiences respondiendo las siguientes preguntas: ¿Has pensado que ser mujer es sinónimo de debilidad? ¿Te has sentido vulnerable o con miedo en la calle? ¿Te has sentido violentada? ¿Has violentado? ¿Crees que ser mujer conlleva una desventaja? Si al menos a una pregunta contestaste que sí, sigue reflexionando y comparte con personas cercanas a ti sobre este tema.
Por último, ¿qué pasará en 20, 30 o 40 años con este movimiento? No tengo la certeza, pero si me baso en lo que ha pasado, podría decir que seguirán infiltrándose los feminismos (y las feministas) en la vida de las mujeres y en la de todas las personas, para tal vez, algún día, poder salir sin miedo a las calles y vivir libres de violencia.
*Mildred Mendoza realiza estudios en políticas públicas y género. Es psicóloga especialista en violencia contra las mujeres, experta en elaborar y desplegar estrategias con perspectiva de género. Es coordinadora nacional de la Oficina de Género y Comunidad Segura en el Tecnológico de Monterrey.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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