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Por Norma Aceves, Diputada Federal, Maestra en Derecho Parlamentario en la Universidad Autónoma del Estado de México.
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En nuestra conciencia reconocemos tres estados del tiempo; pasado, presente y futuro; conjugamos fue, es y será; pensando que solo podemos influir en el presente, recordar el pasado y anhelar el futuro; sin que haya más que hacer y vivir intensamente el instante inmediato.

Pero posiblemente cada instante que vivimos, tiene la capacidad de resignificar el pasado y construir el futuro, no podemos cambiar los hechos que ya han sucedido o anticiparse a lo que aún no ha pasado; de lo que se trata es de reescribir nuestra historia y de construir bases para que tengamos cierta certeza sobre el futuro.

Esa es la finalidad de la conmemoración del Día Nacional de las Mujeres con Discapacidad, porque aspiramos a difundir nuestra memoria y crear una mejor imagen del futuro.

Las mujeres con discapacidad en el pasado éramos invisibles, cautivas en las casas, hospitales e instituciones de salud mental; silenciadas por la sociedad, aspirantes de la caridad, incompletas e inservibles para la educación, el empleo, la maternidad. Así, las mujeres con discapacidad en nuestro pasado somos un accidente en la vida de la sociedad, anomalías y excepcionalidades, vivíamos escondidas del mundo.

Algunas de ellas, como Gabriela, (Gabriela no Gaby), lucharon por hacerse escuchar, Gabriela fue estudiante, escritora, madre; seguramente nunca pudo votar, así como tener un empleo digno. Dejó la Universidad en dos ocasiones porque no era accesible; pero acaso con el movimiento de los dedos de un pie, logró mover el mundo y aún más difícil las conciencias.

Es por ello que, en su natalicio, 12 de septiembre, se conmemora el Día Nacional de las Mujeres con Discapacidad, y en su ejemplo queremos resignificar nuestro pasado, decirle al mundo, ¡existimos! En el pasado y el presente, y en cada instante que vivimos, está toda nuestra memoria.

Tenemos que levantar la voz por las que fueron, para darle significado y valor a su vida, para que tengamos memoria y sepamos de dónde venimos, para definir a dónde queremos llegar.

No somos anomalía, ni excepcionalidad, formamos parte de la historia de la humanidad; somos mujeres y queremos que nuestro pasado se parte de la memoria de todas las generaciones; no debemos resignarnos a borrar nuestro pasado, no sólo somos discriminación y cautiverio, somos lucha, tenacidad, amor y sororidad.

Con nuestro pasado queremos construir el espacio que compartimos, con las demás mujeres, porque si no están las mujeres con discapacidad, no estamos todas; no puede decirse que apenas nos estamos integrando en el feminismo, siempre hemos tenido la voluntad y la fuerza de espíritu para denunciar y cambiar las cosas hemos estado aquí, antes y ahora.

Pero sin la lucha de millones de mujeres con discapacidad no podríamos tener la voz y las oportunidades que tenemos ahora; ciertamente de forma limitada aún, pero somos resistentes, porque tenemos el deseo de perdurar.

La discapacidad nos ha enseñado que la paciencia lleva a la tenacidad, somos como la gota de agua que a base de persistencia se abre camino entre las rocas; dado que recibimos con frecuencia una respuesta negativa, hemos aprendido a intentarlo, hasta que suceda; a veces conseguimos objetivos difíciles, porque nunca supimos que eran imposibles.

Es por ello que vivimos a plenitud cada instante, pero siempre el futuro es incierto, la soledad, la vejez, la pobreza y la enfermedad, ciñen nuestros pensamientos, a veces la palabra porvenir, no representa más que el miedo.

Esa es la razón de cambiar el presente, para que el futuro nos ofrezca una esperanza, pero también para allanar el camino de las que vendrán, porque mientras humanidad exista, perduraremos las mujeres con discapacidad; nuestra sororidad se expresa con quienes compartimos tiempo y espacio y con aquellas que se han ido y las que un día nacerán.

En nuestra memoria, queremos decirles a las mujeres con discapacidad del futuro, sigue intentando, te alentamos porque en nuestro tiempo, ya pensábamos en ti, en que pudieras tener las oportunidades que no tuvimos, así como Gabriela luchó por romper todos nuestros cautiverios.

Tal como el arqueólogo investiga en los vestigios para resignificar el pasado de nuestras culturas, las mujeres con discapacidad de hoy queremos dejar testimonio y memoria, para resistir y perdurar.

Hoy exigimos todo aquello que por derecho nos corresponde, queremos ser madres, estudiantes, esposas, trabajadoras, empresarias, políticas. A veces cuando las demás personas nos ven en escuelas, transportes, empleos y cargos de elección popular, parecemos excepcionalidades; por lo que hoy luchamos, es porque mañana esa sea la regla.

Las mujeres con discapacidad de hoy, en cada segundo de nuestra vida, tenemos la posibilidad de conjugar los tres estados del tiempo, ese es nuestro deber; estamos ante el momento en que las barreras que nos separan de las otras mujeres, se derriban y somos parte una sola memoria que se toma de las manos, mientras en una pequeña ventana de luz se vislumbra el futuro escuchando al unísono en todos los estados del tiempo,

¡Las mujeres con discapacidad existimos!

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@NormaAcevesG

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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