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Por Patricia Vega, periodista cultural, Premio Nacional de Periodismo 2010.
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Patricia Reyes Spíndola es, sin duda, una de las más talentosas y destacadas actrices de México. Sus interpretaciones, muchas de ellas memorables, la han llevado a obtener múltiples premios y reconocimientos. Ha incursionado en prácticamente todos los géneros y formatos posibles, además de ser maestra de actuación, directora, sindicalista, productora, activista y emprendedora de diversos proyectos culturales. Debido a que su amplia trayectoria está disponible en internet, agregaré unas cuantas pinceladas para festejar su cumpleaños 70.

Desde que debutó en cine en 1974 a los 21 años, bajo la dirección de Jaime Humberto Hermosillo en El señor de Osanto, Patricia se convirtió en el crush de Alejandro Xavier Díaz, un vecino de mi cuadra que ahora también tendrá la edad la actriz y que siempre leía ante la palomilla cada noticia sobre la actriz. Recuerdo, en particular, las críticas cinematográficas de Francisco Sánchez, en el periódico Esto. Al año siguiente, en 1975, Reyes Spíndola ganó su primer Ariel a la mejor coactuación femenina por su participación en Actas de Marusia, la cinta mexicana dirigida por el chileno Miguel Littin. De ahí en adelante Patricia fue mostrando su gran talento y profesionalismo cada vez que aparecía frente a una pantalla –cine o televisión—o directamente ante el público teatral.

Nuestras profesiones nos llevaron a conocernos personalmente en 1985, a raíz de su magistral interpretación en Los motivos de Luz, película de Felipe Cazals, basada en el caso real de Elvira Luz Cruz, mujer encarcelada por el asesinato de sus cuatro hijos y cuya cobertura periodística realicé a lo largo de casi una década.

Patricia Reyes Spíndola estudió y se documentó en los hechos hasta imbuirse en ellos y después soltarlos para crear a un personaje que dio paso a diversas reflexiones y polémicas que lamentablemente siguen vigentes debido a la situación de inequidad que, en particular, perjudican especialmente a las mujeres de los sectores más vulnerables de un país que continúa atravesado una cultura machista. Fue así como en términos profesionales, chocamos de manera frontal: Patricia defendía su derecho a crear al personaje Luz que, si bien estaba inspirado en hechos reales, pertenecía al mundo de la ficción, mientras que yo estaba a favor del derecho de Elvira Luz Cruz a que su historia no volviera a la palestra ya que, en ese entonces, su caso seguía abierto, sin una sentencia jurídica definitiva. Creíamos firmemente que una película de la dimensión de Los motivos de Luz, podría afectar en el ánimo de la juez encargada. Patricia Reyes Spíndola sabe que jamás cuestioné la calidad de su magnífica --insisto-- interpretación por la que obtuvo diversos premios. Nuestras diferencias pertenecían a otras arenas públicas: libertad de expresión, la cultura machista y el sistema jurídico en México, entre otros temas similares.

Con el paso de los años establecimos una amistad entrañable que me permitió descubrir a una Patricia que tiene una vis cómica y un gran sentido del humor –cáustico, las más de las veces-- como el que suele caracterizar a las mentes brillantes e ingeniosas. Su profesión la ha colocado en papeles mayoritariamente dramáticos, pero ya en corto, Reyes Spíndola es chistosa y simpática a más no poder y lo es de una manera abrumadora. En síntesis, es una gran contadora de historias.

Esa chispa es, sostengo, la que hizo posible que Patricia ganara una de las más cruentas batallas que puede enfrentar una mujer: la lucha contra el cáncer de mama que en 2011 la llevó a perder el seno izquierdo. Al escribir estas líneas no cometo ninguna infidencia pues Patricia Reyes Spíndola decidió que su tránsito por este padecimiento sirviera de experiencia a otras mujeres, aunque ya sea un capítulo cerrado. Por ello creó a Lupita Holística, un personaje esotérico que, entre adivinadora y tarotista, le permitió burlarse y exorcizar al cáncer, no como signo del zodiaco sino como enfermedad. Así sin mayores aspavientos la Reyes Spíndola nos abre una ventana a ese mundo metafísico que es de su gran interés.

No puedo cerrar estas breves líneas sobre Patricia Reyes Spíndola sin referirme a la importancia de las hermanas Fuentes Berain –Sandra, Marcela y Rossana—en la vida de mi admirada actriz y amiga. Tampoco puedo dejar de mencionar la gran compañía que para ella han sido sus adoradas perritas.

Como un buen vino añejado en una barrica especial y macerado con ricas especies, Patricia, mi querida tocaya, ha madurado de una manera única, sorprendente e inspiradora. ¡Muchas felicidades!

✍🏻
@Patricia__Vega

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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