Por Rocío Correa
Afganistán, la oscuridad total.
Niñas recién nacidas asesinadas o criaturas que han crecido como niños para poder trabajar o estudiar en un país que en agosto del 2021 regresó bajo el control de los talibanes. Como en la mayor parte de los países islámicos, por ejemplo Afganistán o su vecino Pakistán, nacer mujer es una maldición. Una niña es vista como un peso para la sociedad, un costo para el Estado. No trabajan, no ganan, no producen, su única función es aquella de procrear y en el límite de lo consentido está el poder educar a los hijos.
Para muchas familias la única solución para mantener al lobo lejos de la puerta es la de convertir a una pequeña en “bacha posh” en su traducción literal del persa “disfrazado de niño” una hija elegida para vivir y comportarse como un chico, lo que permitirá que la niña se mueva más libremente: asista a la escuela, escolte a sus hermanas o madre en público y trabaje, la “bacha posh” también permitirá a la familia evitar el estigma social vinculado a no tener hijos varones sin embargo, todas estas niñas “travestidas” son buleadas y marginadas. Al final ya adolescentes cuando deberían regresar a su condición de mujeres para casarse, la mayoría de ellas no quieren volver a su origen para no perder su libertad y así quedan personas “rotas” por el resto de su humanidad.
A fuerza Hombres
Es difícil pensar que hoy en pleno siglo XXI puedan existir circunstancias que obliguen al universo femenino a renunciar –porque se les aprieta el cuello — a la propia identidad sexual para vestirse de hombres.
Mujeres que, para emerger, emanciparse, para cambiar las cosas o salvarse han decidido fingir ser hombres.
Podríamos haber jurado que era cosa del pasado y que eran historias que se contaban en los biopic que alguna vez vimos en el cine como Yentl con una Barbara Streisand chica judía decidida a estudiar los textos sacros, que para hacerlo debió travestirse de hombre para cruzar el umbral de una escuela religiosa judía, en cuanto prohibido a las mujeres.
O Liv Ullman en el papel de La Papisa Juana que habría sido la única figura de Papa mujer a reinar sobre la Iglesia con el nombre de Giovanna VIII del 855 al 857 considerada por los historiadores de la misma manera un mito como una leyenda medieval. También está María Félix en La Monja Alférez una película mexicana de 1944 basada en la vida de Catalina de Erauso militar, monja y escritora española, rebelde, violenta y valiente pasó a la historia como uno de los personajes más legendarios y controvertidos del Siglo de Oro español, plasmó su propia vida en sus memorias, La Historia de la monja alférez. Más recientemente en el 2003 y abordando el tema de las “bacha posh” está la película afgana, Osama dirigida por Siddiq Barmak un rodaje que sigue a una niña preadolescente que vive bajo el régimen Talibán quien se disfraza de niño para ayudar a su familia.
La lista podría continuar y hay a quien le pueda parecer una situación demasiado lejana del continente americano geográficamente, pero la realidad es actual y logra superar cualquier versión de rechazo forzado de la feminidad propuesta en el cine. Países donde las niñas simplemente… han dejado de existir.
Las niñas no existen.
En Afganistán quizá el país más sexista, machista y homófobo del mundo, recientemente reconquistado por los talibanes paradójicamente algunas niñas son forzadas a “ser niños” y comenzar a realizar actividades típicamente de hombres.
Esta es la historia de la “bacha posh” Ukmina Manoori narrada en las páginas de su libro bestseller de título en italiano “Le bambine non esistono”. Es así como Manoori -en manera distorsionada- logra ganar el derecho de tener una voz y decide utilizarla para hacer pública la prisión de la condición femenina en su país.
Ukmina cuenta del sabor de la libertad reservada a los hombres y no estar dispuesta a renunciar a ella una vez llegada la pubertad. Dice “es demasiado tarde. He visto chicas de mí edad desaparecer de las calles. Para mí no es posible regresar atrás”.
Recuerda el momento en que le cambió la vida, el día en que su padre pronunció la frase “Tú serás un hombre, hija mía”. Tenía un hermano mayor ya con 10 años, pero a sus padres les convenía otro hijo que ayudara a la familia para hacer las compras, arar la tierra, cuidar a los animales y todo aquello lo que un hombre tiene el deber y derecho de hacer. A partir de ese momento toda la familia y los vecinos debían considerarla un hermano, olvidar que había nacido niña y es así que se convirtió en Hukomkhan “el hombre que da órdenes”.
A 16 años se rebela, no acepta el matrimonio y se queda vestida de hombre escondiendo cualquier rasgo de feminidad y en los años ochenta se une a los mujaheddin para combatir al invasor soviético desde las montañas, por 6 años será una guerrera de gran coraje y se ganará el respeto de la comunidad, cumplirá su transformación a hombre en su peregrinaje a la Mecca.
Estimada por hombres y mujeres, entrará formalmente en la vida política defendiendo los derechos de las mujeres en 2009 ganando la mayoría para adjudicarse una silla en el Consejo provincial de su ciudad.
Contará su historia en el libro “Le bambine non esistono” escrito con la ayuda de la periodista francesa Stèphanie Lebrun”.
Lo indecible no debe quedar en el silencio.
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