Por Rocío Correa
Lo sabemos, pasar a la morfina pura nos robará tu presencia, perderás la noción del tiempo y el espacio, quizá no nos reconocerás más, pero te quitará del dolor para abandonarte dulcemente.
Rocío Correa
Cuando la vida se va, ¿cuándo se va la vida? No es verdad que la vida se va justo en el momento de la última expiración. La vida se va cuando llegas al punto de tener 94 años y en conciencia plena te das cuenta de que te estás muriendo y de hecho lo único que quieres es arrancarte la vida.
Fuiste feliz, aún sin haber tenido hijos, fuiste feliz, aún sin haber vivido en pareja, fuiste feliz de ti contigo misma, llena de amigos y parientes presentes mientras bebías, comías, bailabas y viajabas; afectos sinceros que te acompañaron también en esos días a partir de que llegaste a la casa de asistencia para ancianos, nadie te abandonó, nunca supiste de la amargura de la soledad.
Pero hoy sabes que te estás muriendo, aunque nadie te lo ha dicho, tienes la pierna prácticamente en gangrena, te caíste hace un mes y la herida nunca fue capaz de sanar no obstante todas las curaciones y ciclos de antibiótico; pensar en una cirugía no era viable, no con un sistema circulatorio tan comprometido como el tuyo desde hace varios años.
Nadie te lo ha dicho, pero el dolor lacerante que no te deja dormir y que te hace temblar de día es el anuncio de que el final se está acercando, y tú lo sabes. Bien dices tú, tía Delfina “facciamola finita” (terminemos con esto).
Sí, terminemos con esto, pero ¿cómo? ¿cuándo? Ayer tu hermana junto con el sobrino que te han cuidado en esta fase de vida, decidieron y dieron autorización a la doctora que te sigue dentro de la casa de asistencia de pasar a lo más pesado, a la morfina pura. Es verdad que aún sorprende cuánta lucidez hay en tu cabeza, estás tan presente que eres capaz de hacer la lista completa con día, mes y año de los cumpleaños de tus padres, tu hermano, tus 3 hermanas, tus 7 sobrinos y ¿quién sabe? cuántos conocidos más, te quedan como motivo del día 3 cigarros por fumar ¡y pensar que llegaron a haber voces dentro de tu familia para que se te quitarán los cigarrillos! Eso hace más o menos 4 años, la primera vez que te caíste.
Lo sabemos, pasar a la morfina pura nos robará tu presencia, perderás la noción del tiempo y el espacio, quizá no nos reconocerás más, pero te quitará del dolor para abandonarte dulcemente.
Voces, siempre voces, de una parte, o de otra, de cercanos o lejanos, que creen tener una mejor alternativa. Hoy se acercó a mí una enfermera que me cuestionó por haber cancelado la cita de mañana en el hospital; “no están haciendo lo que se debe hacer”. Ella no sabe que ayer se le preguntó a la doctora: ¿usted qué haría si fuera su madre o su hermana? A lo que respondió: “la dejaría en paz” y entonces ¿qué decides? A ¿quién escuchas? No hay más, a ti tía Delfina, al final a quién le importa lo que digan los demás, de igual manera siempre nos van a juzgar.
“Lo indecible no debe quedar en el silencio”
Rocío Correa
rocio.correa@icloud.com
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
Más de 150 opiniones a través de 100 columnistas te esperan por menos de un libro al mes.
Comments ()