Document

Por Rosa Edith Gálvez
audio-thumbnail
🎧 Audiocolumna
0:00
/240.336

Tengo 38 años, soy médico pediatra y tengo dos años de haber sido diagnosticada con Esclerosis Múltiple. Todo ocurrió durante la pandemia y puedo decir que al principio el proceso fue muy complejo. Yo siempre he sido muy deportista y llegué a correr Medios Ironman, mi proceso siempre estuvo rodeado de entrenamiento, pero también por mi profesión todo fue más sencillo, mi entorno no me dejó pasar por alto esas alarmas en mi cuerpo.

Tengo marcada esa fecha por la cercanía a mi cumpleaños, yo soy del primero de noviembre, y el día dos fue cuando desperté y sentí las manos y pies con hormigueo. Sentía cómo se contraían los músculos de mi boca. Así duré al menos dos semanas hasta que asistí con una amiga especialista en rehabilitación, que me refirió con una neuróloga quien me solicitó distintos estudios. Entre ellos, una resonancia magnética de cuello, porque yo ya tenía signos del LHERMITTE, que significa que al agachar mi cabeza mis pies comienzan a doler. También empecé a tener visión doble. 

Desde el dos de noviembre hasta el 13 de diciembre de 2021, estuve en revisiones y logré obtener mi diagnóstico. Un contexto muy diferente a muchas personas que tardan más años en obtener su diagnóstico de Esclerosis Múltiple. 

Recuerdo que cuando me dieron la noticia fue como un balde de agua fría, me sentí condenada, lloraba por mi diagnóstico, no lo quería aceptar hasta el grado de querer confirmar mi enfermedad en cada consulta con cada especialista. También, cometí el error de buscar la información en internet porque yo, si bien sabía sobre la enfermedad, solo tenía referencias de lo que había leído cuando estudié Medicina General hace 10 años. 

Mi familia se vio afectada por mi reacción, pero algo que me ayudó mucho fue que mis especialistas en neurología me acompañaron en todo momento y me mostraron que había nuevos tratamientos, y que la enfermedad no me iba a impedir tener una vida normal. Que un diagnóstico no iba a determinar mi calidad de vida. 

La tranquilidad me la dieron mis médicos, porque me informaron sobre lo avanzado que ya estaban los tratamientos en Esclerosis Múltiple, me ayudaron a desmentir lo que veía en internet. Sin duda mis especialistas me apoyaron mucho. Además de ellos, siempre he sido una creyente de la salud mental, por lo que la terapia me ha permitido sentirme mucho más tranquila, sobre todo para aceptar mi diagnóstico. En ese primer momento tan confuso, la terapia me ayudó a calmar mi mente ante la incertidumbre de lo que pasaba en mi cuerpo.

En retrospectiva, la terapia me ayudó mucho a ordenar mis pensamientos y desahogarme sin tener una restricción sobre lo que pensaba y mis emociones. Hoy por hoy, me veo y siento diferente, ha sido un giro de 180 grados aunque es cierto que no he dejado de tener miedo por la incertidumbre de la misma enfermedad.

La Esclerosis Múltiple me hizo sentir más empoderada y a tener más seguridad en mí misma, especialmente por el apoyo de mi familia, el cual ha sido fundamental, ellos me han hecho sentir normal. Sobre todo, a tomar las cosas como son, a seguir las indicaciones del médico y a olvidarme de lo demás que no es verdad, o que creemos que puede ser la Esclerosis Múltiple.

Poco a poco me he ido reconstruyendo, porque entender y trabajar con Esclerosis Múltiple es muy duro, pero no imposible. He tomado esta enfermedad como un aspecto que me sume en mi vida y que no me reste. Me ha hecho más plena y consciente de mi vida. Principalmente porque vivo el aquí y el ahora, destaco que estoy bien y que puedo moverme. Inicié un posgrado que me ha ayudado a cambiar el enfoque en mi carrera.

También haber entrado a EMovimiento, me cambió por completo: si bien tengo apoyo emocional con mi psicólogo y con mi familia, en este equipo me permitieron sentir que estaba en un espacio empático, con personas igual que yo. Hoy tengo 38 años y me siento más fuerte que antes. Porque ya he pasado un proceso y hoy puedo hablar de lo que significa esta enfermedad y decirle a alguien que está pasando por lo mismo, que no es el fin.


Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.