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Por Rosario Robles

Estaba muy interesada en escribir en este espacio que tan amablemente me ha abierto Opinión 51 sobre los agravios y la infamia de la que he sido objeto. Tres años privada de mi libertad por una acusación que no merecía esta medida cautelar, que se sostuvo con una licencia falsa, fabricada como prueba de que me podía sustraer de la justicia cuando voluntariamente regresé del extranjero para comparecer ante las autoridades competentes. Todo esta situación se basó en una investigación periodística en la que se abusó de mi nombre y de mi imagen. Jamás se refirió a otras personas. Se apoyó en la información tendenciosa de un Auditor General que no tuvo la valentía de sostener sus filtraciones ante la Cámara de Diputados y que jamás presentó denuncia alguna contra mi persona porque no había razón para ello. Una investigación en la que no se tomó ni siquiera una coma de las pruebas y la opinión que les había presentado.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.