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Por Sabina Itzel Hermida
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“De tanto ahorrar en educación nos hemos hecho millonarios en ignorancia”

3 de diciembre “Día Internacional de las Personas con Discapacidad”, poco que celebrar y mucho que exigir; finalizado el 2023 es necesario enfatizar uno de los mayores pendientes del Estado mexicano con nuestro colectivo: la educación.

¡Y vaya pendiente! La educación es la principal y más importante política pública de un país, el Sistema Educativo Nacional (SEN) es el encargado de formar a las y los ciudadanos que la nación necesita (de acuerdo con el modelo económico dominante). Las personas con discapacidad (pcd) hemos sido históricamente relegadas durante todas las Reformas Educativas, a pesar de que la última  reconoce a la “inclusión” como eje rector del SEN, a poco de terminarse el sexenio seguimos esperando que se haga realidad a través de presupuestos suficientes y aplicados en infraestructura, recursos materiales, herramientas, adecuaciones, tecnología, formación y contratación de especialistas para responder a las necesidades educativas de las y los estudiantes con discapacidades. 

Mientras la Secretaría de Educación Pública (SEP) insiste en vendernos humo, la realidad dentro de las aulas es el indicador más potente de que la inclusión no llegará este sexenio ¿El próximo quizá? 

La pandemia, la precarización y décadas de desmantelamiento e indiferencia han hecho mella en los servicios públicos de Educación Especial e incrementado el rezago en el que vive la mayoría de la población con discapacidad en México. Las pcd somos las más discriminadas, y si a vivir con discapacidad le sumamos una o más intersecciones la situación se agrava y las barreras que enfrentamos se profundizan.  

En un país donde únicamente 3 de cada 10 personas con discapacidad en edad escolar asiste a la escuela, las posibilidades de acceder a un empleo digno y bien remunerado son cada vez más reducidas; a menor acceso a la educación, menor movilidad social y por lo tanto menor inclusión. 

Lo arriba expresado no es novedad, se ha dicho y repetido en múltiples ocasiones y espacios; y es que el problema de fondo sigue siendo el mismo: el presupuesto, el dinero. 

Cualquier reforma, ley, normativa o estrategia de inclusión se convierte en letra muerta si no hay presupuesto ni herramientas para implementarla o si los recursos destinados a su implementación se utilizan en algo distinto; esa es la historia de la educación para personas con discapacidad en México: no hay dinero y todo parece indicar que no lo habrá. 

¿Será que los gobiernos nos siguen considerando sujetos de caridad y asistencialismo? ¿Piensan que dejarnos inscribirnos en las escuelas sin garantizar nuestro derecho al aprendizaje es suficiente? 

Tal vez, es posible que se nos siga percibiendo como un sector minoritario de la población y nuestros gobernantes no dimensionen el impacto de sus decisiones en los casi 21 millones de personas que vivimos con alguna discapacidad y/o limitación. 

Ante este negro panorama ¿Qué nos queda? 

Seguir luchando, levantando la voz, proponiendo, organizándonos y exigiendo nuestro legítimo derecho a una educación digna, solidaria y equitativa. 

#OrgulloyDignidad

* Sabina Itzel Hermida Carrillo es fundadora y Coordinadora del Colectivo Educación Especial Hoy y mujer con discapacidad. 

Sabina Itzel Hermida Carrillo 
Coordinadora del Colectivo Educación Especial Hoy 
hermidasabina@gmail.com
55-3444-8215

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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