Por Sonia Serrano Íñiguez
Para algunos fue el líder moral indiscutible de la Universidad de Guadalajara. Para otros, un cacique que se apoderó de la casa de estudios, controlando presupuesto y nombramientos. Raúl Padilla López fue sin duda un hombre polémico. Este domingo 2 de abril, a los 68 años de edad, fue hallado sin vida en su domicilio.
Raúl Padilla López fue rector de la Universidad de Guadalajara en 1989, hasta marzo de 1995. De su etapa al frente de la segunda universidad pública más importante del país data el cambio más trascendente en esta institución: la red universitaria, que consistió, principalmente, en la descentralización de la educación media superior y superior.
Esta reforma interna representó, por más que sus detractores se lo regateen, el esfuerzo más serio por acercar la educación a la mayor parte de la población. Sin embargo, la cantidad de jóvenes que todavía son rechazados para estudiar una licenciatura, también ha sido abonado a su cuenta.
La red universitaria creó centros de educación superior regionales que frenaron la migración a la Zona Metropolitana de Guadalajara de miles de jóvenes que querían estudiar una carrera. A esto se sumó la creación de decenas de preparatorias y la incorporación de otras en casi todos los municipios del estado.
Además, junto con el gobierno del estado, en la anterior administración del priista Jorge Aristóteles Sandoval Díaz se diseñó un esquema de admisión universal de aspirantes a bachillerato, que consistió en la distribución de todos los jóvenes en dos calendarios semestrales y, como una tercera opción, en bachilleratos administrados por el gobierno estatal.
En el Área Metropolitana de Guadalajara se crearon los centros universitarios temáticos y, cuando por el crecimiento urbano fueron insuficientes, los primeros centros multitemáticos, primero en Tonalá, luego en Tlajomulco de Zúñiga y actualmente en proceso el de San Pedro Tlaquepaque.
Pero junto con el crecimiento de la universidad y de la matrícula, se afianzó el poder de Raúl Padilla como líder interno de la UdeG. Este poder, aunque quienes lo cuestionan aseguran era personalísimo, en la práctica funcionaba desde diferentes espacios. Un primer círculo conformado por su hermano, el director de la Biblioteca Pública Juan José Arreola, Trinidad Padilla López, el regidor de Guadalajara Tonatiuh Bravo Padilla, y el actual rector del Centro Universitario de Tonalá, José Alfredo Peña Ramos. Los primeros también fueron rectores generales. Además, a raíz de su nombramiento también se incorporó el actual rector, Ricardo Villanueva Lomelí.
Luego, venía un círculo más amplio y cambiante, donde había sobre todo universitarios dedicados a la política.
Además, su control sobre el Consejo General Universitario, el órgano máximo de decisión de la casa de estudios, también le permitía llevar la batuta. Para muchos, el meticuloso esquema de integración de este órgano era la base de la falta de democracia en la universidad.
Esa falta de democracia era un cuestionamiento surgido sobre todo desde Casa Jalisco, con los tres ex gobernadores panistas, Alberto Cárdenas, Francisco Ramírez Acuña y Emilio González Márquez y, especialmente con el actual gobernador emecista Enrique Alfaro Ramírez. Aunque en ninguno de estos casos realmente fue un intento democratizador, sino la ambición de cada uno de ellos de meter la mano en la Universidad de Guadalajara.
La cultura
Pero el mundo en el que Raúl Padilla se movía mejor y en el que tenía un mayor reconocimiento, era en el de la cultura. Convirtió la Feria Internacional del Libro, de la cual era presidente, en el principal encuentro cultural de habla hispana en el mundo. Por la feria han pasado los escritores más importantes en todas las lenguas, las mesas de discusión de los temas culturales, sociales, económicos y políticos, así como la vida cultural de todos los países que participan.
Además, impulsó el Festival de Cine de Guadalajara, el segundo más importante del país y uno de los más relevantes en América Latina, y el Festival Infantil Papirolas, uno de los esfuerzos más importantes por introducir a los niños a la cultura.
Al mismo tiempo, impulsó la creación de la infraestructura más importante en Jalisco, con el Centro Cultural Universitario, que actualmente tiene el auditorio, el conjunto de salas de cine y de conciertos y la biblioteca de mayor calidad. Además está en construcción el Museo de Ciencias Ambientales.
El político
Fue justo el presupuesto para el Museo de Ciencias Ambientales el motivo de la formalización de una guerra que Raúl Padilla no vio terminada con el gobernador Enrique Alfaro Ramírez. Según los analistas políticos, el gobernador no perdonó a Padilla la creación de su propio partido político, Hagamos.
Así que un día, el gobernador decidió recortar 140 millones de pesos que ya estaban asignados al museo, para destinarlos a la construcción de un hospital. A eso siguieron otros recortes y, sobre todo, declaraciones que fueron subiendo de tono, en las que Enrique Alfaro llegó a llamar “pillo” a Raúl Padilla.
Como respuesta, la universidad comenzó una serie de marchas para exigir que fueran devueltos los recursos para el museo. Todos los días, desde diferentes escuelas, acudieron a Casa Jalisco para llevar cientos de cartas exigiendo al gobernador dar continuidad al proyecto.
Raúl Padilla y Enrique Alfaro hicieron alianzas políticas en dos ocasiones. La primera, cuando Alfaro ganó la alcaldía de Tlajomulco de Zúñiga, en 2009, y la segunda cuando consiguió la gubernatura, en 2018. En ambas, tuvieron fuertes diferencias y se distanciaron.
Padilla López también se convirtió en blanco del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien nunca le perdonó que apoyara en las elecciones de 2018 al panista Ricardo Anaya.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
Más de 150 opiniones a través de 100 columnistas te esperan por menos de un libro al mes.
Comments ()