Por Verónica Scutia
Testimonio pronunciado en la Audiencia Pública ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre la agravada situación de las mujeres con discapacidad y las barreras que enfrentan en el acceso a la justicia:
La violencia machista tiene consecuencias en la salud física de las mujeres que la hemos sufrido, como la fibromialgia y encefalomielitis miálgica. Informes de la OMS y OPS lo confirman. Además, esta violencia puede resultar en una discapacidad adquirida: la discapacidad orgánica.
La discapacidad orgánica es una discapacidad invisible producida por la pérdida de funcionalidad de órganos internos y procesos fisiológicos. Al no ser incluida en la baremación que los determina como discapacidad, se genera un grave perjuicio moral, económico y social para quienes la desarrollamos.
El nulo reconocimiento médico, jurídico y social como enferma con discapacidades legítimas me ha condenado a un infierno de violencias simultáneas por la pérdida de autonomía y un estado de dependencia, principalmente por parte de mi hermano, un drogodependiente con trastornos de personalidad.
Tengo discapacidades sobrevenidas por su brutal violencia. He sido víctima de tentativas recurrentes de feminicidio y amenazas de muerte.
Además, soy mamá autónoma, no recibo pensión alimenticia, no tengo red de apoyo ni familia. Tampoco tengo apoyos sociales. Estoy sola. Soy cuidadora de mi hijo, quien tiene TDAH y enfermedades psiquiátricas producto de la violencia, y es inducido a violentarme en una demostración infame de violencia vicaria. La totalidad de mujeres de mi entorno provoca que me violente más.
Se rehúsa a pagarme reparación de daños porque mi tía y una abogada conocida de él aseguran que busco extorsionarlo. Han amenazado con demandarme por estar enferma y no trabajar.
Mi crimen ha sido tener altas capacidades, autismo, TDAH; y encefalomielitis miálgica, Sjögren, electrosensibilidad, SQM, cardiopatía isquémica y fibromialgia, entre otras enfermedades, provocadas y agravadas exponencialmente por las violencias y quedar con una invalidez invisible indocumentada, no reconocida por el Estado.
La investigación científica valida una cascada de afectaciones orgánicas: estrés oxidativo-nitrosativo, disfunción vascular, inmune, endotelial, cerebral, neuroinflamación y disautonomía, entre muchas más.
En el tenor de mi propia historia de vida, cito lo que la Dra. Marcela Lagarde me confirmó de viva voz en 2009. Le comenté que en España estaban evidenciando que la fibromialgia y encefalomielitis miálgica son un genocidio: “No es genocidio, es feminicidio”, respondió contundente.
Alexandra Castellanos, asesinada por su esposo, las múltiples enfermas desaparecidas, las que han muerto en supuestos suicidios y las que estamos luchando contra la violencia feminicida de nuestras familias, que nos están dejando morir como a Karla González (fallecida la semana pasada) y a mí, refuerzan lo esgrimido por Marcela Lagarde. Esto es un feminicidio.
Durante el transcurso de la audiencia en la que estuvo presente la Embajadora de México ante la OEA, Dra. Luz Elena Baños, la Dra. Andrea Pochak, integrante de la CIDH y Relatora sobre Movilidad Humana de la OEA, comentó:
“[ ] Hay problemáticas de la violencia contra la mujer que se recrudecen en el caso de las mujeres con discapacidad, como la cuestión de la discapacidad orgánica. Las consecuencias discapacitantes de la violencia me parecen temas en los que deberíamos impulsar mayores estándares dentro del Sistema Interamericano y agradezco muchísimo esta información porque, más allá de la situación de México, esto nos ayuda a pensar cómo mejorar nuestro desempeño en la situación de toda la región”.
Entre las peticiones que hicimos al Estado Mexicano para prevenir y eliminar las violencias agravadas contra las mujeres con enfermedades neuroinmunes y discapacidad orgánica se encuentran estas promovidas por una servidora:
La discusión de la iniciativa de ley Por el Derecho a Existir, que reconoce a la fibromialgia, sensibilidad química y encefalomielitis miálgica como patologías graves, complejas y potencialmente invalidantes.
Reconocimiento de la discapacidad orgánica.
Pd. Todo esto transcurrió mientras perdía mi casa, sin dinero ni lugar donde ir por las violencias. Gracias a Documenta y a mis compañeras en la Audiencia.
*Verónica Scutia es una mujer enferma y activista de enfermedades neuroinmunes: fibromialgia, encefalomielitis miálgica y disautonomía. Autista. Promotora de la iniciativa de ley Por el Derecho a Existir. Pionera de la discapacidad orgánica en México. Sobreviviente de tentativas de feminicidio. Con discapacidades múltiples sobrevenidas por la violencia machista. Ponente en la audiencia de CIDH sobre violencia hacia mujeres con discapacidad. (CIDH).
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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