Por Anónimas
Para una mujer en sus cincuenta en Irán, la vida es considerablemente más desafiante que lo que es para un hombre. Como mujer, muy seguido batallas para encontrar paz y esperanza en tu vida diaria. Tristemente, en los pasados tres meses, más de 5 mil chicas de escuela y universidad iraní han sido envenenadas por gases tóxicos. Es una situación alarmante y el gobierno no ha tomado ninguna acción en concreto aún para salvaguardar a estas jóvenes. Es una frustrante y preocupante realidad que estos envenenamientos sigan ocurriendo.
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Una mujer a finales de sus treinta
Cómo mujer iraní, orgullosamente defiendo los derechos de las mujeres, libertad y calidad de vida. Nuestro país fue una vez conocido por la equidad en derechos humanos, donde la primera concesión de los derechos humanos fue establecida. Desafortunadamente, en los últimos 40 años, nuestra nación ha estado bajo la tiránico régimen islámico que ha oprimido a sus ciudadanos. A pesar de ésto, estoy asombrada por la valentía y persistencia de las jóvenes mujeres y hombres iraníes que se han levantado en contra de la opresión y tortura que han perdurado por décadas. Están arriesgando todo por la esperanza de reclamar su futuro y su país, un futuro libre, iluminado y lleno de esperanza. No pido mucho; es un derecho fundamental para cada ser humano. Cómo cualquier otra mujer iraní que desea una vida normal, sueño con un laico y democrático Irán, libre de influencia teocrática, que ha sofocado nuestro potencial por mucho tiempo. Sueño con el día que no me despierten los horrores de ejecuciones, violaciones y tortura, donde nuestras estudiantes puedan hablar con libertad sin el miedo de ser envenenadas. En su lugar, visualizo un futuro en el que puedan bailar, reír, besar y escuchar música libremente sin preocuparse por ”la policía moral". Espero que un día cuando nuestras niñas y jóvenes puedan decidir qué vestir y liberar su cabellera, celebrar la vida sin la constante amenaza de la injusticia sistémica. Más importante, espero un día poder tener un país seguro y pacífico que esparce paz, estabilidad y coexiste con el resto del mundo.
Estás esperanzas me dan determinación y perseverancia para continuar peleando por un Irán libre, dónde cada ciudadano tenga derechos y su dignidad sea valorada, y podamos apuntar por un futuro próspero. Deseo que el mundo nos apoye, se ponga de pie en el lugar correcto de la historia, en nuestra lucha por la libertad y para terminar con este régimen opresivo.
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Una mujer en sus sesenta
Cómo mujer iraní viviendo en Irán, finalmente me siento como el mundo está empezando a oír nuestras voces a través del movimiento que ha emergido desde nuestra nación. La gente se pone de pie y reconoce las limitaciones que están impuestas a nosotros, y siento que las cláusulas de las leyes opresivas que han encadenado a las mujeres iraníes por tanto tiempo han sido lentamente soltadas y este progreso me tiene increíblemente felíz.
Desafortunadamente bajo la ley islámica, las mujeres en Irán sólo tienen la mitad de derechos que los hombres en cada aspecto de la vida. Los hombres tienen el derecho a divorciarse, casarse con muchas esposas, e incluso casarse con niñas menores de edad. Después del divorcio, a los padres se les da la custodia de los hijos, y la herencia de las mujeres es solo la mitad que la de los hombres. El régimen islámico dicta qué pueden vestir las mujeres, así que usar hijab es obligatorio, e incluso en el transporte público son segregadas las mujeres de los hombres.
Si una mujer quiere viajar a bordo, necesita el permiso de su esposo, o ella no puede dejar el país. Es una realidad avergonzante, pero hay muchos otros derechos humanos que las mujeres iraníes están privadas de ellos.
Queremos tener derechos humanos básicos como cualquiera, y peleamos por este objetivo.
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Una mujer en sus veintes
En Irán, el gobierno nos impide simplemente "vivir". Nos sofoca.
Estamos peleando por hacer este hermoso slogan una realidad:
"Mujer, vida, libertad".
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Una adolescente
Hace justamente tres días, fui brutalmente golpeada por mi propio hermano. Cuando fui a la estación de policía por ayuda, ellos se negaron a interferir, calificando la violencia como "un asunto familiar". Esto es precisamente por lo que estamos luchando. ¡Estoy luchando por derechos humanos básicos! Por el cambio... No solo para mí, si no para todas las mujeres que han sufrido violencia de género y se les ha negado justicia y protección.
Es tiempo de desmantelar las estructuras patriarcales que han perpetuado este ciclo de violencia hacia la mujer. Es tiempo de reconocer que los derechos de las mujeres son derechos humanos y de crear una sociedad que sea justa y haya equidad para todos.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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