Por Ivabelle Arroyo
No, no es verdad que el dirigente del otrora poderoso Partido Revolucionario Institucional quiere defender a ese instituto del gobierno o de los traidores, que busca recuperar el PRI perdido y escudar en la camiseta tricolor a los que sí valen la pena, mientras cientos (miles) de priistas le dan la espalda a un partido perdedor o a un dirigente impresentable.
La verdad es que Alejandro “Alito” Moreno quiere usar las piezas que quedan de la enorme maquinaria para hacer un minúsculo pero eficiente dispositivo mercenario.
Me explico. Este fin de semana el PRI realizó una asamblea nacional para modificar sus estatutos, acción relevantísima en cualquier club privado o instituto político. Cambiar los estatutos significa cambiar las reglas, los objetivos, los métodos o la identidad de un partido. En otras palabras, la esencia.
En general, una decisión así requiere planteamientos, explicaciones, discusión, convencimiento y, finalmente, una votación libre. En el PRI, sin embargo, a pesar de que sí han tenido momentos estelares de debate ideológico en la historia, saben cómo saltarse todos esos pasos para aclamar a un solo hombre. ¿Quiere ser dirigente por más tiempo? Que lo sea. ¿Quiere nombrar a los coordinadores parlamentarios? Que lo pueda hacer. ¿Quiere decidir en las bancadas tricolores estatales? ¿Por qué no? Votemos. ¿Alguien quiere contar los votos? No, para qué, ya verán que si se les pide que levanten la mano, lo harán todos. Y así fue: Alito Moreno podrá reelegirse, será el nombrador plenipotenciario y, por ende, el capitán de los mercenarios.
El PRI no se reinventa, pero sí que se está ajustando a la nueva realidad. O desaparece o cobra caro su minúscula existencia. ¿A quién? Al que se deje. Si el gobernador de Nuevo León debe ser presionado por la cúpula nacional del PRI para no ser candidato, se podrá usar a los diputados locales, todos bajo el mando de Alito Moreno a través del coordinador local. ¿Cómo? ¿El ejemplo está masticado? ¿Es viejo? No, no es que sea viejo. Es que es la evidencia de la forma de operar del nanoPRI de Alito Moreno. No, no va a defender al partido ni ganará elecciones. Lo usará para protegerse a sí mismo y para navegar con un potente pero pequeño navío en las aguas que ahora surcan otros piratas.
Esta es la cuarta transformación del PRI. A mano alzada, los priistas de Alito Moreno votaron por convertirse en mercenarios.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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